Argentina debe buscar recursos financieros en el mercado interno
La situación en Argentina dista mucho de ser tranquilizadora y cada vez son mayores las dudas acerca del grado de su solvencia fiscal. Esta semana surgieron nuevos temores entre los acreedores internacionales al hilo de los datos sobre el comportamiento de los ingresos fiscales en marzo.
En ese mes, la recaudación fiscal registró una caída cercana al 13% interanual, situándose en torno a 3.300 millones de dólares (alrededor de 3.700 millones de euros), los niveles más reducidos desde julio de 1993, si bien este resultado está sesgado a la baja por la conjunción de una serie de factores coyunturales, como el aumento de la incertidumbre derivada de la crisis política, las mayores devoluciones de impuestos y un día hábil menos en marzo de 2001, entre otros.
Pese a estos matices, todo apunta a que el objetivo de déficit fiscal pactado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el primer trimestre del año se supere en 1.000 millones de dólares (más de 1.100 millones de euros), dejando en una precaria situación las cuentas públicas para el segundo trimestre.
Incluso es factible que la recaudación a través del impuesto sobre transacciones financieras que comenzó a ser efectivo en abril, y cuyos ingresos se estima que asciendan a unos 300 millones de dólares, no sea suficiente para compensar la caída -superior a los 500 millones de dólares- que registró la recaudación impositiva en marzo.
Por tanto, el Gobierno deberá volver a buscar financiación en el mercado doméstico, dado el elevado coste que supone adquirirla en el mercado internacional en la actual coyuntura.
De hecho se baraja la posibilidad de que se pudiera solicitar un crédito a los creadores de mercado nacionales por un importe entre 1.500 y 2.000 millones de dólares. Este puede ser uno de los motivos que llevará al banco central de Argentina a reducir desde abril el coeficiente de caja bancario para evitar que los bancos locales no se deshagan de más posiciones de títulos públicos para proveerse de liquidez ante la caída de los depósitos.
Alto riesgo país
De este modo, los requisitos de liquidez se reducen de un 20% a un 18%, lo que liberaría unos 1.500 millones de dólares, que compensarían, al menos parcialmente, la caí-da, superior a los 4.500 millones de dólares, que los depósitos mostraron en marzo.
Estos temores acerca de la solvencia fiscal explican que el riesgo argentino continúe instalado en referencias muy elevadas. De hecho, y desde la aprobación del plan de competitividad presentado por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, el diferencial de rentabilidad de la deuda global argentina frente a los activos del Tesoro estadounidense se ha ampliado más de 60 puntos básicos, con lo que el diferencial (spread, en términos financieros) supera los 960 puntos, mostran-do su incapacidad para alejarse significativamente de los niveles alcanzados al inicio de la crisis en noviembre.
A diferencia de otras ocasiones, el efecto contagio a otras economías del área ha sido más tibio, como muestra que el diferencial de la deuda global en dólares brasileña -una de las más sensibles a los acontecimientos argentinos- se ampliase en tan sólo siete puntos (superando así los 770 puntos básicos).
En cualquier caso, en la medida en que no se cuente con evidencias contundentes de reactivación de la economía argentina, lo que alejaría las dudas acerca de su capacidad para cumplir con sus objetivos fiscales, no asistiremos a una corrección generalizada y significativa de las primas de riesgo del área.