Ultimátum de la SEPI a los sindicatos de Aerolíneas para que acepten su plan
La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) parece estar dispuesta a seguir contra viento y marea con su plan director para reflotar Aerolíneas Argentinas (AA). Desde octubre pasado la dirección de la SEPI se ha encontrado con la oposición de tres de los cinco sindicatos de la compañía aérea para seguir adelante con su plan. Según reconoció el dirigente de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA), si a finales de abril no se alcanza un acuerdo con la gerencia, la SEPI plantea dos escenarios: seguir adelante con su plan, que supone el despido de 1.120 trabajadores y reducciones de hasta el 10% de los salarios, o abandonar la empresa.
Pese a la oposición para renegociar los convenios laborales de tres de los principales sindicatos de Aerolíneas Argentinas, que aglutinan cerca del 80% del personal de la compañía, la SEPI no parece que tenga intención de poner freno a la ejecución de su plan director. "El presidente de Aerolíneas, Emilio Cabrera, nos informó hace un mes que si a fecha 30 de abril no se acepta el plan director, lo impondría sin acuerdos o se irían de la empresa, es decir, que la dejarían caer al igual que hicieron con la venezolana Viasa", explicó ayer a este diario Ariel Basteiro, dirigente de APA.
La parte más controvertida del plan de reflotamiento de la aerolínea es la que contempla la reducción de unos 1.500 empleos y la rebaja de entre un 3% y un 10% de los salarios, con lo que pretenden ahorrar unos 56,8 millones de dólares (unos 10.792 millones de pesetas), según el proyecto elaborado por el Boston Consulting Group.
Para cumplir esto último, la SEPI presentó un plan de retiro voluntario a los trabajadores de Aerolíneas Argentinas con el objetivo de que se acogieran unos 1.300 empleados (de un total de 6.000). Pero esta fase tuvo muy mala acogida debido a la precaria situación que atraviesa la economía del país y a la dificultad intrínseca de los trabajadores para encontrar un nuevo empleo en el sector. "Sólo se inscribieron 400 y ya se fueron. Se los sacaron de encima", explicó Basteiro.
Fuentes de la SEPI alegan que no se han concretado todavía los despidos.
Si bien los pilotos, el personal directivo y parte de los técnicos accedieron a modificar sus convenios colectivos, los otros tres sindicatos disidentes amenazan con nuevas protestas como la del pasado jueves, cuando cientos de trabajadores reclamaron por las calles de Buenos Aires "una verdadera solución a la grave crisis que amenaza la continuidad de Aerolíneas Argentinas y Austral".
Versiones opuestas
Por un lado, los trabajadores sostienen que, desde que se privatizó AA hace 10 años "la empresa fue vaciada por el Gobierno español en favor de Iberia" y que la intención de la actual gerencia es la de endurecer los ajustes mediante despidos y abandono de las rutas. El posible ahorro por ese concepto, calcula Ricardo Cirielli, secretario general de APTA, "no llega a 23 millones de dólares anuales (4.370 millones de pesetas)", con lo que, comparándolo con las pérdidas, lo considera como "una excusa para culpar a los trabajadores del déficit de AA".
"Lo que hay que hacer es politizarlo, redactarlo como tema de Estado y que ambos Gobiernos discutan las soluciones", opinó el representante del personal aeronáutico.
Por otro lado, la SEPI insiste en que parte de su financiación estaba y está supeditada a que todos los sindicatos acepten negociar sus contratos.
Para evitar la quiebra y garantizar la continuidad de la compañía, la SEPI accedió en octubre a capitalizarla con 650 millones de dólares (123,5 millardos de pesetas), lo que la dejó como accionista mayoritario ante la salida de Iberia y American Airlines. El Gobierno argentino se comprometió entonces a aportar unos ocho millones de dólares (1,5 millardos de pesetas) para mantener la participación del 5% de las acciones que tenía.
Con todo, el tiempo pasa y la compañía aérea no puede alejar los números rojos de su balance. Las pérdidas se acercan ya a los 300 millones de dólares (57.000 millones de pesetas) y la deuda ronda los 900 millones de dólares.