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ANDALUCÍA

Las empresas sevillanas se disputan a Pimentel

Tras dar el portazo a su carrera política, el ex ministro de Trabajo ha optado por apoyar proyectos incipientes e innovadores en Andalucía pero que aún tienen que demostrar su viabilidad.

Salió del Gobierno dando un portazo justo en los albores de la legislatura del rodillo. Después entró suavemente en el tejido empresarial andaluz. Manuel Pimentel Siles, tras dejar en febrero del año pasado el Ministerio de Trabajo del Ejecutivo de José María Aznar por decisión propia, ha optado por la empresa.

Pero ha huido de puestos formales en las grandes compañías para arremangarse y comprometer su prestigio en los proyectos incipientes de emprendedores de su generación [tiene 40 años], con más ideas y deudas que liquidez, y que pugnan por hacerse un sitio en el mercado.

El viernes anunció oficialmente su cargo de copresidente del grupo sevillano Arion, una empresa que no facturará más de 1.200 millones de pesetas (7,2 millones de euros) este año y que aún está en la fase de tocar a las puertas para dar a conocer su sistema de gestión empresarial entre las grandes consultoras que operan en España.

El otro presidente de Arion, Juan Manuel Rufino, fue vecino de pupitre de Pimentel en el colegio, toda una relación desde la que impulsar una colaboración que, según Pimentel, se basa, sobre todo, en el hecho de que "Juan lleva muchos años invirtiendo dinero en una ambición, desarrollar un programa informático de gestión de empresas propio, de tecnología española, para venderlo en todo el mundo". Una buena idea y poco más. El resto es un reto, nadie conoce Arion, pero sí al ex ministro, que presidió un almuerzo en la Bolsa madrileña el pasado viernes al que estaban invitados representantes de empresas como Accenture, Heineken, o PricewaterhouseCoopers.

Apenas seis meses antes de cerrar su participación en Arion, Pimentel fichó por Detea, un prometedor grupo industrial y de ingeniería que cuenta con cuatro divisiones en las que se compaginan los fitosanitarios con las inversiones en energía eólica o la construcción de parques comerciales de última generación que promueve el propio grupo o vende a terceros.

Rodrigo Charlo, el presidente de Detea, lo nombró en un principio vicepresidente ejecutivo, pero poco tiempo después, el propio Pimentel corregía a los despistados que aún le consideraban el segundo de a bordo, "copresidente, ahora soy copresidente de Detea".

Charlo, un activo emprendedor sevillano, lo mismo preside Detea que dirige un restaurante de la ciudad en el que exhibe las fotos de los safaris africanos que se concede, al menos, una vez al año. Charlo también fue compañero de pupitre de Pimentel, pero esta vez en la universidad. Ambos son ingenieros agrónomos. "Me costó tres meses conseguir traerle a Detea, y empecé, a través de amigos comunes, el mismo día que me enteré por la prensa que se iba del Gobierno", llegó a decir Charlo, quien asegura que su interés por Pimentel reside tan sólo en las dotes de buen estudiante que demostró en la facultad.

Jugarse el prestigio

Un empresario sevillano afirma desde el anonimato que puede entender perfectamente que Pimentel apueste por Detea, un grupo que va a facturar más de 7.000 millones de pesetas (42 millones de euros) este año y que tiene un ambicioso plan de inversiones en Andalucía para los dos próximos años de más de 30.000 millones de pesetas (180 millones de euros); aunque no tiene tan clara su apuesta por Arion, por ser un proyecto "demasiado arriesgado aún como para comprometer su bien ganado prestigio".

Los dos sectores son diferentes, pero tienen en común que la apuesta es a la vez arriesgada y con proyección. A Charlo le consta que en el camino desde que Pimentel dejó el Gobierno hasta que le fichó, el ex ministro ha desechado ofertas de grandes com-pañías, "de las clásicas". Pero Pimentel no puede parar, no quiere cargos florero, sino estar en todos lados, igual dirigiendo empresas que dando conferencias por doquier.

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