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La escasez de ayudas de la UE desanima la producción ecológica

Menos de un 0,5% de las ayudas agrarias que recibirá España de Bruselas este año irán destinadas a la agricultura ecológica, y así será hasta el año 2006 como mínimo. Los productores dicen que sin primas más atractivas es imposible reconvertir las explotaciones hacia la producción ecológica por los altos costes de estos cultivos, y acusan a la Administración de falta de sensibilidad a la hora de incentivar esta agricultura.

Todo el mundo está de acuerdo en que las crisis ganaderas que ha sufrido Europa en los últimos meses han de dar paso a un nuevo modelo de producción alimentaria.

Sin embargo, una de las vías llamadas a convertirse en alternativa a la agricultura industrial, la producción ecológica, "está siendo estrangulada por una escasa sensibilidad de la Administración hacia este cultivo, por un mercado nada interesado de momento, dada la ínfima demanda, y por un consumo que se fija más todavía en los altos precios de los productos ecológicos que en los beneficios para la salud que éstos suponen", sostiene José Ma-ría Narciso, de la Fundación Global Nature. Del casi billón de pesetas que recibirá España este año de la Comisión Europea para primar las producciones agrarias, menos de un 0,50%, según la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG), se ha destinado a ayudas para potenciar la agricultura ecológica.

Y la situación no es coyuntural, pues las ayudas que el departamento que dirige Franz Fischler ha previsto para el periodo 2000-2006, dotadas con 670 millones de euros (una ínfima parte de todas las primas agrarias) se verán muy disminuidas tras destinar casi 300 millones a compromisos anteriores y tras repartir la suma restante en un enorme paquete de medidas que ocupa 15 folios y en las que el girasol se va a llevar la mejor tajada.

La producción ecológica sólo es uno de los destinos del gasto, en el que también están partidas para la protección de humedales, razas autóctonas, barbechos y agricultura integrada, entre otros.

Además, al no realizar un tratamiento diferenciado a la agricultura ecológica, Bruselas llega incluso a penalizar este sistema de producción. "No recibimos ni una peseta por la producción de huevos ecológicos, pues Bruselas estima que este producto es excedentario en la Unión Europea, pero lo que realmente es excedentario es el huevo convencional, no el ecológico", aclara Rafael González, propietario, junto a su hermano Alfredo, de la granja Suerte Ampanera, en Colmenar Viejo, Madrid.

Ayudas

Otro productor ecológico, Juan Serna, quien fuera consejero de Economía de la Junta de Extremadura, considera que "para reconvertir una explotación hacia la agricultura ecológica hace falta mucho estímulo, por los enormes costes de producción que entraña, y las ayudas son muy pequeñas para constituir un estímulo". Tan pequeñas, que, en opinión de Pedro Martínez, propietario de una explotación hortícola ecológica en Colmenar de Oreja, en Madrid, "le he dicho muchas veces a las autoridades con las que me he entrevistado que destinen las ayudas a la promoción de la agricultura ecológica, porque quizá así nos resulten más eficaces".

Esta carencia de ayudas, los altos costes de producción y la lentitud de la Administración en la concesión de las autorizaciones convencieron a José Ramón Mendoza, propietario de la granja La Moraña, en Arévalo (Segovia), a reorientar su explotación a la producción de pollos de corral a pesar de que poseía toda la estructura para la producción ecológica: el principal hándicap, la alimentación, ya que se produce muy poco pienso ecológico y el precio es muy alto, casi el 50% de los costes de producción.

Mendoza dice que a los mencionados escollos se une el del mercado: "Los hipermercados no han entendido la filosofía de esta agricultura. Tienen algunos productos, pero sólo por imagen. Los ponen a precios astronómicos, no los cuidan, no saben dónde colocarlos.

 

Burocracia contra cultivos biológicos

La agricultura ecológica,

cuyo mercado es "limitado en España e interesante en Europa", según Luis Bayón, responsable del Comité de Agricultura Ecológica de Madrid, colisiona, según los productores, con otro escollo, la maraña administrativa generada por la escasa dotación económica y humana que las comunidades autónomas han dedicado a este capítulo. La producción se realizará tras la calificación de la granja por parte de un inspector.

Pues bien, en Extremadura, por ejemplo, dicho inspector puede tardar hasta un año y medio en visitar la finca para autorizar los cultivos.

Hasta entonces, algunos cultivadores se arriesgan a las multas o no producen. El problema se agrava cuando algunas comunidades autónomas, debido a esa carencia de técnicos, no han adecuado la normativa preceptiva de los últimos programas agroambientales, hecho que puede significar que durante 2001 no se pueda conceder ni una sola ayuda.

Piensan los agricultores ecológicos que todo esto se solucionaría dotando de más fondos a los comités: así se demostraría que hay interés, lo contrario es demagogia, dicen. Y acusan también al Ministerio de Agricultura, porque ya tiene redactada la normativa que autorizaría la utilización de los términos bio o eco a las firmas alimentarias sin necesidad de tener que adoptar los requisitos de las producciones ecológicas, lo que supondría un enorme daño para este sector, todavía débil e incipiente en España.

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