Una huelga indefinida amenaza el plan de viabilidad de Aerolíneas
Cinco meses después de la firma del acuerdo de capitalización que permitió la continuidad de Aerolíneas Argentinas, un serio conflicto sindical amenaza la viabilidad del plan director elaborado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
Una grave crisis parece estar tomando cuerpo en Aerolíneas Argentinas. La convocatoria de una huelga por tiempo indeterminado por parte de uno de los seis sindicatos de la compañía siguió en un día a la protesta de otra organización interna.
Las cancelaciones de vuelos registradas el viernes pasado en Aerolíneas y en Austral, la otra compañía controlada por la SEPI, fue explicada por la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA) como una "respuesta" al despido de ocho trabajadores. Pero al igual que en el caso de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), que llevó a cabo un paro de actividades el día anterior, este conflicto se perfila como un claro enfrentamiento de los sindicatos con el plan director.
En declaraciones a este diario, el secretario general de APTA, Ricardo Cirielli, dejó claro que su organización, junto con APA y la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), rechazan abiertamente el plan director. A pesar de estas manifestaciones, el secretario de Estado de Economía de España, José Folgado, pidió el viernes en Buenos Aires la colaboración de todas la partes para salvar Aerolíneas. "El éxito consiste en que todas las partes colaboren y quizá sea necesaria una relativa urgencia por el bien de la compañía", dijo Folgado. La semana anterior, durante una visita oficial a Argentina, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, había advertido que el plan de la SEPI constituye la "última oportunidad" para reflotar Aerolíneas.
Plan de saneamiento
Bien distinta es la opinión de Cirielli y los otros tres jefes sindicales del "frente de rechazo" al plan director. "Ese plan no existe, pues su único objetivo es hacer desaparecer la empresa, al igual que lo hicieron con Viasa en Venezuela", afirmó. En su opinión, el programa de saneamiento de la SEPI implica "1.200 despidos, la liquidación de nuestros convenios y la reducción de salarios. Y todo para producir un ahorro de apenas 23 millones de dólares anuales, frente a un déficit anual de la empresa de 330 millones".
En igual sentido se pronunció Ariel Basteiro, dirigente de APA, quien dijo que "si siguen insistiendo con el plan director, desaparece la empresa, pues este plan sólo deja en pie los principales vuelos nacionales, y los internacionales a Madrid y Miami".
Estas interpretaciones fueron negadas de plano por la SEPI. A través de una fuente autorizada, la sociedad estatal manifestó un completo desacuerdo con las posiciones de estos tres sindicatos, que constituyen la mitad de los que agrupan a todo el personal de la empresa argentina. "La SEPI no ha tenido nunca la intención de cerrar la compañía. Por el contrario, todo el esfuerzo del último periodo y el contenido del plan director apuntan a fortalecer la compañía y a asegurar su futuro", enfatizó el portavoz consultado.
Al ser consultado sobre las cifras mencionadas por los dirigentes sindicales de Aerolíneas Argentinas, la fuente prefirió no pronunciarse al respecto.
Los intentos de este diario por recabar información en la sede central de la compañía en Buenos Aires fueron infructuosos. En ausencia del responsable de prensa, no fue posible hablar con ningún directivo de Aerolíneas Argentinas.
Mientras tanto, los vuelos de la compañía y de Austral están sufriendo considerables retrasos, con cancelaciones de algunos destinos. Esto es debido a la huelga de APTA que, junto a APA, aglu-tina a la mayoría del personal, gran parte del cual es clave para el normal funcionamiento de las salidas y llegadas de los vuelos.
El paro decidido por APTA está incidiendo fundamentalmente en el aeropuerto de la capital argentina, desde donde salen todos los vuelos nacionales de ambas empresas, aunque también se han verificado problemas en los vuelos internacionales que parten del aeropuerto de Ezeiza, ubicado a 45 kilómetros de Buenos Aires. El jueves, una intervención in extremis del Ministerio de Trabajo argentino había conseguido impedir el desarrollo de la huelga comenzada por el personal de APA, al apelar al recurso legal de la "conciliación obligatoria".
Síntomas de agotamiento en el acuerdo de octubre
El acuerdo que, en octubre del año pasado, salvó del cierre Aerolíneas Argentinas se consiguió en negociaciones de última hora entre el presidente de la SEPI, Pedro Ferreras, y el Gobierno argentino.
El 15 de octubre, la junta de accionistas de Aerolíneas aprobó la propuesta que implicaba una capitalización por parte de la SEPI de 116.000 millones de pesetas y una aportación de 5.800 millones del Estado argentino, que controla el 5% del capital. Sin embargo, esta última cifra no estaba incluida en el Presupuesto de 2001 de Argentina.
En aquel momento, el presidente, Fernando de la Rúa, se comprometió ante los sindicatos de la empresa a que no habría despidos. Pero un portavoz de la SEPI aseguraba entonces que "el plan director se va a aplicar en todos sus extremos".
En ese momento, analistas expertos en la larga crisis de Aerolíneas se atrevieron a anticipar que "en seis meses, a lo sumo, se reabrirá el conflicto". Lo cual está ocurrien-do estos días, justo cinco me-ses después de sellada aquella tregua.
El fondo del problema de la compañía está en un patrimonio negativo de 16.000 millones de pesetas y un déficit mensual entre 4.500 y 5.300 millones de pesetas.
Las pérdidas del año pasado superaron los 53.400 millones, mientras que la deuda de Aerolíneas Argentinas ronda los 160.00 millones de pesetas 10 años después de su privatización.
Los sindicatos elaboraron en 2000 otra propuesta para reflotar la empresa a través de la participación de otra aerolínea, en la que se establecía que los trabajadores compraran el 85% de las acciones sin pagar, ya que se harían cargo de la deuda. Sus negociaciones con la SEPI no dieron resultado.