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ANDALUCÍA

Cooperativas y empresas se disputan las flores

El sector andaluz de la flor cortada, que mue-ve unos 29.000 millones de pesetas (174,2 millones de euros) de los 96.000 millones (576,9 millones de euros) de facturación nacional, según la patronal de las cooperativas andaluzas Faeca, se enfrenta a la reconversión enfrascado en una pugna interna entre cooperativas y empresas privadas.

El clavel y el miniclavel, del que viven en España 40.000 personas, ya no son flores de moda y su precio está por los suelos. Los productores admiten que deben apostar ahora por otras flores de mayor valor añadido, como el lilium, y derivar las ventas de clavel a los supermercados y empresas especializadas que confeccionan pequeños ramos de flores diversas en detrimento de las ventas a granel. El clavel y el miniclavel suponen todavía más del 50% de la producción de un sector que exporta el 90% de lo que produce.

En el caso andaluz, la flor cortada está polarizada entre cooperativas (35% de la producción y 270 millones de tallos al año) y empresas privadas (65% y más de 500 millones de tallos).

La competencia entre los dos segmentos es muy dura y los intentos por articular la industria y elaborar conjuntamente un plan estratégico han fracasado por el momento. Mientras las cooperativas tienen órganos de representación y colaboran entre sí, las empresas privadas ni siquiera lo hacen entre ellas.

Más variedades

Con objeto de cuantificar el sector, elaborar reivindicaciones conjuntas y establecer líneas de ayudas se ha creado la Mesa de la Flor Cortada. En este foro está el sector en bloque y la Junta de Andalucía, pero de momento su avance es lento.

Y los retos, según explica el recién elegido presidente de las cooperativas españolas de flor cortada, el andaluz Miguel Ángel Galán, son urgentes y comunes, como la modernización de invernaderos, la diversificación de variedades de flor o la calidad. Para estas metas se requieren nuevas técnicas, co-mo la producción integrada y nuevas infraestructuras como canalizaciones de gas para los invernaderos.

Estas nuevas plantaciones bajo plástico exigen una inversión de 5.000 a 7.000 pesetas por metro cuadrado, frente a un invernadero tradicional de flor cortada, que no cuesta más de 600 o 700 pesetas. Además, el sector europeo se rige por una OCM (Organización Común de Mercado) que data de 1968 y que, según los productores, es un "coladero" para la flor cortada de países competidores como Colombia, Israel o Marruecos. Galán regenta, además, la mayor cooperativa andaluza del sector, SanChiflor. Esta firma, situada en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), exportará este año el 85% de su producción de 70 millones de tallos y factura unos 1.000 millones de pesetas (seis millones de euros) con el trabajo de 60 socios.

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