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POLÍTICA

La coalición entre el PP y UA marca el declive de los grupos regionalistas

El acuerdo alcanzado por el PP y Unidad Alavesa para ir en coalición a las elecciones vascas es el último episodio exitoso de la carrera emprendida por José María Aznar en 1995 para librarse de las formaciones que compiten en distintas comunidades por el mismo espacio electoral de centro derecha.

El secretario general del PP, Javier Arenas, ha tenido el tacto de presentar el acuerdo alcanzado el pasado 9 de marzo entre su partido y Unidad Alavesa como una coalición de interés electoral y no como una absorción, fórmula que podía herir la sensibilidad de la formación foralista.

Según se reconoce en el PP, el acuerdo obedece en realidad a dos objetivos. El prioritario es rentabilizar en número de escaños los 14.278 votos que UA, formación dirigida por Pablo Mosquera, parece haber consolidado desde las elecciones de 1998. Pero en el horizonte también figura librarse de un competidor electoral que, aunque crecientemente debilitado por el castigo de los electores, representaba hasta ahora un estorbo en las sucesivas convocatorias electorales.

En las elecciones autonómicas vascas de octubre de 1998, el PP ganó limpiamente a UA la batalla por Álava. Los populares consiguieron en este territorio tres de los cinco escaños que ganaron en todo el País Vasco, convirtiéndose en la primera fuerza política de la provincia, a costa del PNV. El triunfo llegó también a Vitoria, donde los nacionalistas cedieron posiciones hasta el tercer puesto. Fue la primera vez que el PP venció en un territorio histórico en unos comicios de esta naturaleza.

La gran castigada en aquellas elecciones por el éxito del PP fue Unidad Alavesa, cuyo antinacionalismo radical no terminó de calar en el electorado vasco. UA bajó de cinco a dos escaños, cediendo al PP el voto foralista que había obtenido en 1994.

Según fuentes del PP, de lo que se trata con la alianza pactada ahora con UA es de sumar posibilidades para ser la lista más votada el próximo 13 de mayo. Como contrapartida, UA ha recibido la promesa de que dos de sus dirigentes irán colocados en puestos de salida. Las encuestas más solventes cuestionan que UA, en solitario, llegue a alcanzar representación en el nuevo Parlamento. Sin embargo, la presentación conjunta con el PP puede ofrecer a este último partido la posibilidad de sumar en la circunscripción de Álava hasta 10 escaños, frente a los siete actuales.

En el PP se exhibe como ejemplo de buen funcionamiento, aunque a otro nivel, el pacto alcanzado en su día con la Unión del Pueblo Navarro, formación que en las elecciones generales de 1989 obtuvo en Navarra el 27% de los votos relegando al PP a un plano secundario.

Otros grupos regionalistas que en algún momento han supuesto un estorbo para las ambiciones electorales del partido de Arenas en diferentes comunidades fueron Unidad Valenciana y la Unión para el Progreso de Cantabria (UPCA). La UA ni siquiera se presentó a las elecciones autonómicas de junio de 1999 y en las generales de marzo del año pasado no consiguió representación en el Congreso de los Diputados.

En este declive de los partidos regionalistas de centro derecha hay una clara excepción en el caso de Coalición Canaria, primer partido de las islas en las últimas autonómicas y con cuatro escaños en el Congreso. Otros, como el PAR y el PA, han combinado los pactos con la izquierda para sobrevivir a la glotonería del PP.

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