Mori se niega a dimitir y agrava
El primer ministro japonés, Yoshiro Mori, está decidido a mantenerse en el poder aunque su popularidad se encuentre por los suelos. Quiere seguir al menos hasta la aprobación de los Presupuestos para el próximo ejercicio fiscal (que comienza el 1 de abril), con los que, dice, impulsará la recuperación.
Mori repite una y otra vez que no dimitirá, mientras los problemas, no sólo económicos, se le multiplican, sin que parezca reaccionar con reformas y medidas necesarias.
El reciente incidente con Estados Unidos ha demostrado una vez más su pará-lisis. El submarino nuclear estadounidense USS Greenville hundió en Hawai al pesquero-escuela Ehime Maru, causando la desaparición de nueve japoneses. Mori siguió jugando al golf durante hora y media después de conocer el accidente, lo que obligó a las familias de los estudiantes que iban a bordo a presentarse en su despacho y exigirle una investigación.
Los datos económicos muestran casi a diario que Japón avanza hacia la recesión, y sólo los rumores de dimisión de Mori animaron los mercados el pasado fin de semana e impulsaron el yen al alza. El portavoz de Mori reafirmó que el primer ministro no dimitirá y que está decidido a conseguir la aprobación de los Presupuestos.
La oposición busca la salida de Mori, pero no quiere arriesgarse a perder una nueva moción de censura (en noviembre, Mori superó una) y la coalición de Gobierno no la apoyará hasta que se aprueben los Presupuestos, por temor a agravar la crisis económica.
Parece que, por mucho que haga, Mori no recuperará apoyos. Y menos cuando a finales de marzo el Parlamento escuche el testimonio del ex senador Masakuni Murakami, obligado a renunciar bajo acusaciones de recibir sobornos de la fundación de seguros laborales KSD. No es el único. El ministro de Política Económica y Fiscal, Fukushiro Nukaga, dimitido en enero, y el diputado Takao Koyama también recibieron dinero de esa fundación.
Si Murakami implica en la corrupción a más políticos del Partido Liberal Demócrata, el daño a Mori puede ser decisivo. En Japón no se olvidan que un escándalo similar, conocido como "acciones por favores" costó el cargo, en abril de 1989, al primer ministro Noboru Takeshita tras dos meses de intentar defenderse y cuando su popularidad había caído al 7%. En el caso de Yoshiro Mori, su popularidad se encuentra en el 9%.