Las bodegas destinan 50.184 millones a mejorar sus instalaciones
Las bodegas de Castilla-La Mancha han invertido 50.184 millones de pesetas en los últimos años en adecuar las instalaciones a las nuevas demandas vinícolas. Los grupos Félix Solís, Osborne, García Carrión y Martínez Bujanda encabezan la relación de los que más han gastado en los futuros vinos de calidad.
Los nuevos aires que soplan en el viñedo castellano-manchego no son gratuitos. Disipar la mala fama que siempre ha precedido a estos caldos e irrumpir con descaro y un buen balance, como lo están haciendo, en catas nacionales e internacionales ha costado a las bodegas de la región un gran esfuerzo, un enorme cambio de mentalidad de los productores y, sobre todo, más de 50.000 millones.
Entre 1995 y 2000, las 417 bodegas y 81 plantas embotelladoras de la región han presentado 1.710 proyectos para mejoras de las instalaciones, que han supuesto 50.184 millones, de los que 15.490 fueron subvencionados por la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente del Gobierno manchego. El grueso de las inversiones se ha realizado entre 1998 y 2000.
Sin embargo, no todos los proyectos son iguales. De los casi 2.000, tan sólo siete han absorbido el 20% de toda la inversión. Corresponden a la macrobodega de Valdepeñas, Félix Solís, SA, que invirtió 3.887 millones en modernizaciones; a la productora de Malpica de Tajo, Osborne Selección, que gastó 3.565 millones en su bodega de tintos en la Finca de Jaral Bajo; al grupo Martínez Bujanda, al que costó 1.525 millones preparar su planta de tintos del año y de crianza para denominación de origen Mancha y Vinos de la Tierra de Castilla, en su bodega de Los Hinojosos en Cuenca; al Grupo García Carrión, que invirtió 863 millones en una envasadora para su bodega de Daimiel; a Cosecheros Abastecedores, a la que costó 670 millones modernizar su bodega de Valdepeñas y montar otra en Fuensalida (Toledo), y, por último, a Bodegas Leganza, del grupo Bodegas Vitorianas, que invirtió 611 en su planta de Quintanar de la Orden.
Innovación tecnológica
"Las bodegas castellano-manchegas se han lanzado a invertir, principalmente en innovación tecnológica. Atrás quedaron los enormes depósitos de hormigón típicos de la zona. Ahora los nuevos controlan las temperaturas óptimas de fermentación, esencial requisito de calidad. Se ha invertido también en sistemas de envejecimiento de los caldos (barricas) y en diseño de marca", explica el director general de Industrias Alimentarias, Francisco Mom-biela.
Estos últimos años, la apuesta por la calidad ha llevado a la región a crear tres nuevas denominaciones de origen: Mancha, en Alcázar de San Juan; Mondéjar, en Guadalajara, y La Manchuela, en Albacete, que coexisten con las protecciones más antiguas de España: Almansa, Méntrida y Valdepeñas. Y a pujar más fuerte que ninguna otra zona en la adopción de los planes de reestructuración del viñedo español.
Pero tanta inversión, uni-da a la reestructuración e incluso a las mayores producciones de calidad pueden entrañar dificultades de acceso a los mercados. Sobre todo porque "el mercado español se nos queda pequeño y el europeo también", sostiene Mombiela. Las bodegas castellanas ya han puesto la pica en plazas tan exóticas como Shanghai (China) de la mano de Bodegas Félix Solís.