Bruselas y la FIFA acuerdan las reglas para los traspasos internacionales de futbolistas
La Comisión Europea alcanzó ayer un principio de acuerdo con la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) para zanjar el enfrentamiento sobre las normas internacionales de transferencias de futbolistas. Los técnicos de ambos organismos pulirán este acuerdo que, sin embargo, debe ser aceptado por la Federación Internacional de Jugadores Profesionales.
Tanto Bruselas como los directivos futbolísticos han cedido en sus posiciones para facilitar el encuentro. La CE acepta por primera vez el derecho de los clubes a imponer sanciones "proporcionadas" a los jugadores que rescindan unilateralmente sus contratos. Falta aún por concretar el término "proporcionadas", pero Bruselas adelanta que considera inadmisible la prohibición a un jugador de fichar por otro club durante todo un año.
Fuentes comunitarias se muestran propensas a tolerar, como mucho, una sanción económica de cuantía variable. La FIFA y la UEFA (Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol), por su parte, se resignan a que la duración mínima de esos contratos pueda ser de un año -y no de tres, como exigían-, aunque consiguen que se fijen periodos fijos durante el año deportivo para realizar los traspasos.
Estos coincidirán, previsiblemente, con la pretemporada de cada país. La duración máxima de los contratos no podrá exceder los cinco años, y los jugadores estarán habilitados, en todo momento, para dirimir sus disputas con el club ante los tribunales ordinarios y no obligatoriamente, como es ahora el caso, ante órganos de arbitraje creados por las federaciones. Los clubes deberán garantizar asimismo la libertad de movimiento de los jugadores más jóvenes durante su periodo de formación. Bruselas contempla además la posibilidad de introducir en los fichajes algún mecanismo de compensación a los clubes modestos por los gastos de formación de la cantera. Los técnicos de todas las partes -CE, FIFA y UEFA- se reunirán mañana para rematar el acuerdo, aunque no descartan que sea necesaria una segunda reunión.