Las operadoras y los fabricantes de equipos aseguran que no habrá UMTS hasta 2002
Encuesta en telecomunicaciones. Siete operadoras de móvil, las cuatro españolas y tres de las más importantes de Europa, y los nueve principales fabricantes de equipos de telefonía celular coinciden en afirmar que los servicios de la nueva tecnología multimedia de tercera generación UMTS no estarán disponibles en agosto de 2001, fecha oficial de lanzamiento del servicio en España, y sólo serán una realidad comercial en la segunda mitad de 2002. Esta es la principal conclusión de una encuesta elaborada por Cinco Días entre los grandes protagonistas del sector, de la que también se desprende que en el presente ejercicio habrá equipos de red precomerciales, pero en ningún caso terminales.
Las cuatro operadoras de móvil de España, tres de las más importantes de Europa y los nueve principales suministradores de equipos de red y terminales de telefonía celular son unánimes en afirmar que los servicios de la nueva tecnología multimedia UMTS no estarán disponibles en el año 2001 y sólo serán una realidad comercial en la segunda mitad de 2002. Esta es la principal conclusión de una encuesta elaborada por Cinco Días entre los principales actores del sector, a la que únicamente no contestaron el Ministerio de Ciencia y Tecnología y la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones.
La segunda conclusión de la encuesta es que para el 1 de agosto de este año (fecha establecida para iniciar el servicio en el pliego de condiciones del concurso para la adjudicación de cuatro licencias de UMTS en España) existirán equipos de red, pero la mayoría de los suministradores indica que estarán en fase precomercial.
Esta cali-ficación se refiere a que tales equipos no ofrecen fiabilidad en el servicio ni velocidades de trasmisión comparables a los que el cliente está acostumbrado.
La tercera conclusión se refiere a los terminales. En este caso, las empresas son concluyentes. Ninguna cree que este año existan teléfonos móviles UMTS; ni por precio, ni por cantidad, ni por compatibilidad para ser utilizados con GSM. En este -es-cenario, parece imponerse el supuesto que se recogía en la cláusula 37 del pliego de condiciones del concurso para la concesión de cuatro licencias de telefonía móvil de tercera generación (fallado en marzo).
En ella se preveía la posibilidad de retrasar la fecha oficial de entrada en servicio del UMTS en caso de existir "constancia fehaciente de falta de capacidad del mercado para suministrar el equipamiento necesario para completar el despliegue inicial indicado".
Servicio precomercial
De las opiniones expresadas por los suministradores de UMTS en la encuesta se desprende que conciben el desarrollo de esta tecnología como una evolución de dos o tres años de duración. En este tiempo y en un estadio precomercial, tendrán que lograrse gradualmente tres conquistas, dos de tipo técnico y una de tipo comercial.
La primera de ellas es conseguir velocidades de transmisión que multiplican las actuales. La segunda, lograr que esa velocidad se transforme en tráfico de datos de alta precisión y en imágenes en movimiento (videoconferencia). La tercera conquista, la más complicada, es articular todas estas facilidades en diferentes servicios que tengan la aceptación de los usuarios. Este esquema gradual y a largo plazo contrasta con la fijación de un plazo a fecha fija, tal como se ha establecido en el modelo de la Administración española.
Cómo interpretar la 'constancia fehaciente'
La posibilidad de que la ministra Anna Birulés decida en fecha próxima si el UMTS estará o no disponible en agosto depende de que exista "constancia fehaciente" de que esta tecnología esté disponible en el mercado. Los técnicos analizan con detalle la expresión literal, "el servicio estará implantado como mínimo...", que recoge el pliego de condiciones, para determinar si la inauguración oficial de las redes UMTS será posible sólo con los equipos de red desplegados o si, como parece lógico, es condición imprescindible que se pueda dar servicio comercial sobre estas redes. Este aspecto es fundamental para el cobro, durante el año 2001, de la controvertida tasa por el uso del espectro radioeléctrico.