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Chrysler reducirá un 20% la plantilla y cerrará seis fábricas

Tras meses de especulaciones en Wall Street e intensas negociaciones con los sindicatos, Chrysler anunció ayer que suprimirá 26.000 empleos en tres años (20% del total) y suspenderá la producción en seis de sus fábricas. Un ajuste que, según su presidente, Dieter Zetsche, "es absolutamente necesario para sobrevivir".

Chrysler, filial americana de DaimlerChrysler, anunció ayer una drástica reestructuración que incluye la supresión de 26.000 puestos de trabajo en tres años (un 20% de su plantilla), el cierre de seis fábricas (algunas definitivamente y otras con carácter temporal indefinido), la supresión de un turno en otras siete y la ralentización de producción en otras. El ajuste recortará su capacidad un 15%.

El plan fue presentado en Detroit por el presidente de Chrysler, Dieter Zetsche, quien aseguró que el reajuste es "necesario para seguir siendo competitivos y, de hecho, para sobrevivir".

El ejecutivo alemán, que tomó las riendas de Chrysler en noviembre, explicó que un 75% del ajuste de plantilla se producirá este año y que buena parte del mismo se llevará a cabo mediante jubilaciones. No dio detalles, sin embargo, sobre los ahorros que Chrysler pretende conseguir con la reestructuración ni las provisiones que tendrá que tomar para realizarla.

Zetsche se remitió al próximo 26 de febrero para anunciar los detalles finales del plan. Los analistas han adelantado cálculos para el cierre de 2001 y esperan pérdidas de unos 2.000 millones de dólares (360.000 millones de pesetas) después de que los números rojos del segundo semestre de 2000 se elevaran hasta los 1.750 millones de dólares.

Según los datos avanzados ayer, Chrysler cerrará dos fábricas en la localidad mexicana de Toluca (una de sistemas de transmisión y otra de motores) y la planta de ensamblaje del Jeep Cherokee en Córdoba (Argentina). Además, suspende la producción con carácter indefinido en la fábrica brasileña de Campo Largo. El grupo "evaluará la posibilidad de producción futura en esta fábrica".

También trasladará la producción de motores de la planta de Mound Road en Detroit a las de Mack I y Mack II (en la misma ciudad), y la produc-ción de la planta de ensamblaje de Lago Alberto a Saltillo (ambas en México). Las plantas mexicanas depen-den del mercado estadounidense, al que mayoritariamente va destinada su producción, y en Suramérica se han registrado caídas de ventas que no justifican la actual producción, según Chrysler. Zetsche reconoce que el plan es mucho más duro en Suramérica y Canadá que en EE UU.

En cuanto a los ejecutivos, los que dejen la compañía antes de abril cobrarán sus bonos correspondientes a 2000, y a los que se queden se les congelarán hasta 2002.

En total, el plan supone el cierre efectivo de seis fábricas. Sin embargo, la compañía no utiliza la expresión "cierre" al referirse a la de Detroit para facilitar las negociaciones con el poderoso sindicato del automóvil United Auto Workers (UAW). Las operaciones en Suramérica y Canadá han sido las más afectadas.

Zetsche reconoció que la guerra de precios del sector, la desaceleración económica y el aumento de las importaciones "han empeorado dramáticamente nuestros resultados" y que el fabricante "necesita ser más ligero" para volver a los beneficios. En cuanto a las especulaciones sobre una posible segregación de la filial estadounidense (algo que revertiría la fusión de Daimler y Chrysler), el ejecutivo anotó que no tienen "planes para separarnos de ninguna división sustancial".

El presidente ejecutivo del grupo, Jürgen Schrempp, reforzó la presentación de Zetsche con un comunicado en el que dice tener "plena confianza" en el equipo directivo de Chrysler.

El ajuste anunciado complementa otras medidas puestas en marcha por Zetsche para reducir el coste de los suministros (ha exigido a sus proveedores que recorten precios un 5%) y de los contratos con los concesionarios (reducirá su aportación a los programas de publicidad para ahorrar millones).

 

El presidente cree que la fusión "sigue siendo un acierto"

Algunos analistas creen que el plan presentado ayer por Chrysler no es suficiente para sacar a la compañía de las pérdidas, sino que con éste sólo se hace frente a la caída del mercado estadounidense. Al cierre de esta edición, las acciones de DaimlerChrysler registraron ayer una caída del 2,3%, hasta quedar en 47,13, marcando un retroceso sobre ligeras alzas que la empresa ha registrado desde que comenzó el año.

Pese a estas subidas, los títulos de la quinta automovilística del mundo han pasado de los 108 dólares en enero de 1999 a menos de 50, es decir que Chrysler ha perdido prácticamente todo su valor desde la fusión con Daimler en 1998. Así y todo, Zetsche dijo ayer que la fusión fue un acierto, porque "siendo mayor, estás mejor posicionado para afrontar un entorno adverso".

Y es que los ejecutivos de DaimlerChrysler han tenido que ir apoyándose mu-tuamente desde que la crisis de Chrysler explotó al hacerse públicas las pérdidas de 512 millones de dólares en el tercer trimestre de 2000.

Después de conocer estas cifras las cosas no hicieron más que empeorar con las declaraciones del presidente de DaimlerChrysler, Jürgen Schrempp, quien dijo en una entrevista que aquella fusión "hecha en el cielo" que presentaron a los inversores de ambas empresas a uno y otro lado del Atlántico en mayo de 1998 era en realidad la compra de Chrysler por Daimler. Su franqueza le ha costado una demanda por parte de uno de sus mayores accionistas, Kirk Kerkorian, pero también le ha dado la oportunidad de tomar efectivamente el mando de Chrysler y prescindir de los ejecutivos estadounidenses y poner al mando a hombres de su estricta confianza. Reducción de costes, de inventarios y de incentivos y una nueva línea de producto son las claves de esta nueva etapa.

 

GM y Ford mantendrán los cierres temporales en febrero

Cinco Días Nueva York/Madrid

No se libra nadie en Detroit, la cuna del automovilismo estadounidense. Con más coches de los necesarios en los inventarios y un mercado a la baja -los analistas esperan que las matriculaciones caigan en general un 9% en enero y que las tres estadounidenses registren un retroceso del 16%-, General Motors y Ford han anunciado que continuarán en febrero los cierres temporales de fábricas que han mantenido desde finales de 2000.

En concreto, GM cerrará 14 fábricas temporalmente durante febrero. La empresa no ha detallado a cuántos trabajadores afecta esta medida, pero se calcula que sólo los cierres de cinco plantas previstos para la semana que viene dejan sin trabajo a 14.400 empleados. El objetivo de estas medidas es disminuir en un 21% la producción del primer fabricante del mundo de coches en el primer trimestre del año.

Suministradores

Ford no es ajena a estas medidas de recorte. La empresa del óvalo no abrirá las puertas de dos de sus fábricas la semana que viene, pero hace una semana fueron 12 las que pararon.

En total, la próxima semana serán 40.000 los trabajadores que no acudan a su puesto de trabajo, 5.500 de ellos pertenecen a los dos principales suministradores de piezas de los fabricantes, Delphi y Visteon. Y es que la menor producción de los fabricantes estadounidenses está teniendo a su vez graves implicaciones en la industria auxiliar. La menor demanda de las marcas ha forzado a muchas compañías a tomar medidas de cierres temporales semejantes e incluso op-tar por los despidos en el caso de las pequeñas.

La mayor parte de los fabricantes de componentes de EE UU han advertido severas caídas de resultados.

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