El canódromo barcelonés se conecta a la Red para aumentar sus ingresos
El Canódromo Meridiana de Barcelona negocia la venta de las imágenes de sus carreras a una compañía británica. æpermil;sta proyecta lanzar en abril una página en la Red en la que los internautas puedan apostar simultáneamente en varios canódromos del mundo.
Las negociaciones sólo incluyen la venta de las imágenes de las carreras de galgos, por la que la compañía británica pagaría una cantidad determinada. "Una página web ofrecería las imágenes en directo y la empresa británica organizaría las apuestas y recibiría la cantidad que los internautas quisieran apostar con las tarjetas de crédito", explica Josep Lluís Navarro, de 43 años, gerente del Canódromo Meridiana.
La compañía británica prevé lanzar su página en abril, asegura Navarro, "curiosamente en dos idiomas, en inglés y en chino, porque en China hay mucha afición a las carreras de galgos".
La dirección del canódromo está estudiando la oferta como una posible vía para aumentar sus ingresos. El pabellón de carreras está valorando también otros proyectos para intentar atraer a un público más joven. Uno de ellos sería la apertura de un pub para jóvenes, siguiendo el modelo de países con más tradición en carreras de galgos. "En Irlanda, Reino Unido y Australia quedan muchos canódromos. En Irlanda, en Cork, acaban de inaugurar uno. Lo que han hecho estos países es ofrecer dentro del canódromo la variedad de ocio que hay fuera: comida rápida, restaurantes variados, pubs y zonas vips", explica Navarro.
El canódromo ingresó 1.000 millones de pesetas el año pasado. El 67% se destina a premios, y "quedan 330 millones para mantener instalaciones y pagar el sueldo de 59 trabajadores".
El Canódromo Meridiana es el último que queda en pie en España. "A principios de los setenta coexistieron 18", explica Navarro. El gerente del canódromo reconoce que es lógico que la variedad de ocio acabe también con este pabellón, que fue construido en 1961. "Con la llegada de la liberalización del juego a finales de los setenta llegó la crisis. Hasta entonces no había oferta de ocio, y mucho menos para apostar. Llegaron los bingos, las primitivas y los canódromos empezaron a vaciarse".
El pabellón de carreras ocupa entre 8.000 y 10.000 metros cuadrados en el barrio del Congreso, en pleno tejido urbano de la ciudad. Es propiedad de las familias Blasco y Vilar, que también fueron propietarias de otro de los tres canódromos que tuvo Barcelona, el que estaba situado junto a la plaza de España y que cerró en febrero de 1999. Meses después, sus terrenos fueron vendidos a la ONCE. El cierre de este canódromo favoreció al Meridiana, que desde entonces recibe un 35% más de visitas.
La verdadera incógnita es cuánto tiempo podrán resistir las familias propietarias lo que Navarro define como "los cantos de sirenas" de las promotoras inmobiliarias.