Greenspan refuerza a Bush apoyando la bajada de impuestos
El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, reforzó ayer la posición del republicano George Bush declarando en el Senado que el crecimiento económico de EE UU es "cercano a cero", y que "una bajada de impuestos parece necesaria". El banquero pidió, sin embargo, que mantengan la disciplina fiscal.
El máximo responsable de la Reserva Federal, Alan Greenspan, declaró ayer en el Senado que el crecimiento económico de Estados Unidos es hoy "cercano a cero", que "una bajada de impuestos parece necesaria a lo largo de los próximos años" y que será mejor aplicarla "cuanto antes, para suavizar la transición hacia un balance fiscal a largo plazo".
Aunque no quiso opinar directamente sobre el plan de bajada de impuestos de Bush (dijo que no le parece "apropiado" valorar una decisión de carácter político), sus palabras refuerzan notablemente la posición del presidente, que quiere que el Congreso apruebe un recorte impositivo de 1,6 billones de dólares en 10 años.
Greenspan había apoyado hasta ahora la posición del demócrata Bill Clinton, según el cual lo mejor que puede hacerse con el superávit fiscal es dedicarlo a eliminar la deuda nacional, para ayudar a mantener bajos los tipos de interés.
Sin embargo, ayer explicó que las previsiones de superávit han aumentado tanto (entre 5,2 y 5,7 billones de dólares en los próximos 10 años), que "contamos con otras opciones y oportunidades".
Es decir, que hay "recursos suficientes" para lograr el "deseable objetivo" de eliminar completamente la deuda nacional (que asciende a tres billones de dólares) y, además, bajar los impuestos.
Los senadores le preguntaron qué herramienta es la más eficaz para reactivar la languideciente economía estadounidense. Y el banquero dijo que aunque "la historia ha demostrado" que lo más eficaz es bajar los tipos de interés, "si la debilidad económica se extiende más allá de lo que parece probable, una bajada de impuestos podría, de hecho, beneficiar notablemente a la economía".
Como es habitual, su discurso incluyó llamamientos a la "cautela". Primero, advirtió que el Congreso debe mantener una sólida disciplina fiscal (se quejó de que el optimismo reinante en el Capitolio ha impulsado demasiado el gasto público en los últimos dos años).
Además, los congresistas deben tener en cuenta que todas las previsiones son tentativas (que pueden no cumplirse) y que las condiciones económicas pueden cambiar en cualquier momento de manera brusca, como puso en evidencia el desplome bursátil de la primavera.