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INTERNACIONAL

El récord de deuda por quiebras agrava la crisis de la banca japonesa

El enorme lastre de deuda que Japón arrastra desde principios de la década pasada sigue abultándose. En 2000, el volumen de endeudamiento de empresas en suspensión de pagos alcanzó una cifra récord desde la Segunda Guerra Mundial. El Banco de Japón estudia medidas para ampliar la liquidez y apoyar al frágil sistema bancario, debilitado aún más por la última caída bursátil.

Las quiebras empresariales subieron el 23,4% en Japón en 2000. Casi 20.000 empresas se declararon en suspensión de pagos, lo que llevó el saldo vivo de la deuda de sociedades quebradas hasta un máximo histórico de 24 billones de yenes (36 billones de pesetas). Analistas en Tokio vaticinan otra subida de quiebras este año.

Ante una morosidad ya endémica en el sector empresarial y el deterioro de los balances de los bancos tras las últimas caídas de la Bolsa, el Banco de Japón anunció el pasado viernes que estudiará medidas -probablemente intervenciones en el mercado de bonos- para inyectar liquidez en el sistema financiero y aumentar la oferta monetaria. El precio de los bonos del Estado alcanzó el pasado viernes un máximo en el último año y medio.

La incapacidad de la economía japonesa para arrancar tras una década de crecimiento raquítico cuando no inexistente estriba, en gran medida, en la debilidad bancaria. "El punto débil es la banca", dice Graham Turner de GFC Economics en Londres. Colectivamente, los bancos están forzando cada vez más a las empresas a suspender pagos y presionando el precio del suelo para abajo. Ya que los activos inmobiliarios constituyen un activo crucial para muchas empresas todavía solventes que ven deteriorar su balances, la situación "es el definitivo círculo vicioso", dice Turner, quien propone la nacionalización de los bancos como la única manera de frenar "la marea ascendente de quiebras".

El volumen de créditos bancarios se ha contraído durante cuatro años consecutivos con efectos terminales sorbe empresas que necesitaban refinanciar su deuda. Hasta hace poco, el Gobierno garantizaba los préstamos otorgados a las empresas en apuros. Este año, sin embargo, muchas de estas garantías estatales se han retirado. Mientras la economía crecía y la Bolsa se recuperaba en el primer semestre de 2000, el problema estaba bajo control, en parte porque el sistema sui generis de auditoría utilizado en Japón permite a los bancos contabilizar las inversiones en Bolsa como colateral. Ahora, en una coyuntura de desaceleración económica y desplomes bursátiles, el banco central teme otra contracción del crédito.

 

El ministro de Economía, a punto de dimitir

Mientras se multiplican los indicios de una desaceleración económica en Japón que podría traducirse en otra recesión en el primer semestre de este año, las incesantes acusaciones sobre corrupción llegaron a salpicar el pasado fin de semana al ministro de Economía japonés Fukushiro Nukaga.

Muchos comentaristas en Tokio esperaban la dimisión inminente del ministro, tras hacerse públicas pruebas de que había aceptado sobornos por 20 millones de pesetas de una empresa de seguros. La crisis llega en un momento difícil para el primer ministro Yoshiro Mori. Según el último informe del Gobierno, el consumo individual, -equivalente al 60% del PIB japonés- "sigue estancado" y hay preocupación sobre el impacto de las caídas bursátiles sobre la economía. Nukaga es el arquitecto de la estrategia del Gobierno de los demócratas-liberales para hacer frente al estancamiento económico y la gigantesca deuda pública de Japón.

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