Los hosteleros incumplen la demanda de Cuevas
El Ejecutivo se ha afanado en los últimos meses en dejar claro que el control de los precios no es de su exclusiva responsabilidad. En su opinión, los agentes sociales deben arrimar el hombro también. Unos, los sindicatos, en sus reivindicaciones salariales, y otros, los empresarios, en la política de fijación de márgenes de beneficio.
En esta línea, el presidente de la CEOE, José María Cuevas, instó la semana pasada a los empresarios y sindicatos a que asuman un "mínimo de compromiso para la estabilidad de precios y costes salariales". La petición de Cuevas, realizada en la junta directiva de la CEOE, se enmarca en la política de diálogo y colaboración mantenido por la confederación empresarial con el Gobierno y las centrales sindicales en los últimos ejercicios. Algo que no parece que haya cuajado en algunas de las patronales sectoriales como es el caso del turismo y la hostelería.
Los servicios, en general, han acumulado en el año 2000 un incremento de sus precios del 4,4%, más del doble de lo sugerido por Cuevas a los sindicatos como subida salarial "recomendable", cifra que sitúa en el 2%.
En el caso del turismo y la hostelería, el incremento de precios ha sido aún mucho mayor (5,9%), aportando al IPC del año 2000 casi un punto (siete décimas) de los cuatro puntos de subida.
La patronal de zonas turísticas (Zontur) argumenta que el aumento de tarifas efectuada en los paquetes que ofrecen a los touroperadores se debe, en parte, al aumento de calidad de los servicios que se prestan en los hoteles y restaurantes, por lo que no serían comparables las tarifas de este año, con las del ejercicio anterior.
Esta tesis no es compartida por el Ejecutivo. El secretario de Estado de Economía, José Folgado, ha pedido en sus últimas comparecencias, a los empresarios del sector que no aprovechen la fortaleza de la demanda para realizar "incrementos injustificados de precios" que afectan en gran medida a la inflación, e incluso, pueden llegar a repercutir, a medio plazo, sobre la competitividad de los servicios ofrecidos, en un sector muy sensible a la competencia.
El Gobierno sabe que el comportamiento de los servicios en el año 2001 es relevante para reducir el IPC desde los niveles actuales hasta el objetivo oficial del 2%, que es también el del Banco Central Europeo.