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El cangrejo del arrozal sevillano da un paso adelante en China

Mercado ruso

El mercado ruso también se presenta interesante porque, según Alderlieste, los países del Este son grandes consumidores y además tienen un cangrejo de otra especie (Astacus Leptodáctylus) que es muy apreciado en estos mercados. Con ese objetivo, Alfocan va a crear una empresa mixta con la compañía holandesa Neerstand para producir en Rusia. "El primer mes produciremos 25.000 kilos y si todo marcha bien ampliaremos nuestras expectativas".

Alderlieste se muestra orgulloso cuando explica apasionadamente que la actividad de Alfocan ha contribuido de forma muy importante a la ordenación y estabilización de este sector pesquero, además de convertirse en una de las principales fuentes de riqueza de la zona.

"Los arroceros pidieron a la Consejería de Agricultura que considerara los cangrejos una plaga, pero con el tiempo han llegado a comprender que, aunque tienen sus inconvenientes, aportan muchas ventajas a la tierra. También los pescadores [de cangrejos] aprendieron a respetar los cultivos y ahora sólo se pescan en acequias y en canales". "En cuanto a Alfocan", se explica sonriendo, "los cangrejos estaban ahí y nadie los quería. Hoy son un negocio".

Señala como curiosidad que este crustáceo sigue siendo un gran desconocido en Andalucía a pesar de ser una de las principales regiones productoras junto al Estado estadounidense de Luisiana (de donde procede), Kenia, China y los países del Este."Del total de nuestra producción anual, que supera el millón de kilos, un 85% lo exportamos a Francia, EE UU y países escandinavos. y sólo un 15% se destina al norte de España, donde tiene muy buena aceptación", afirma.

En cuanto al origen del cangrejo rojo, Alderlieste explica que hace 28 años, Rafael Grau, un colono valenciano que se asentó en las marismas del Guadalquivir, decidió hacer un viaje a la zona arrocera del Delta del Misisipí. Allí descubrió que los agricultores tenían todos los años una segunda cosecha con la ayuda de un cangrejo rojo, que, además, se podía comer y que era un buen negocio. Así llegó a Sevilla el apreciado manjar de los países nórdicos.

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