El Gobierno rectifica y mantiene las ayudas a las energías renovables
El Gobierno rectificó en el último momento su intención de rebajar un 1,5% el precio que reciben los productores de electricidad de origen renovable. Tras el descenso de las compensaciones del 5,48% el año anterior, los productores denunciaron el peligro que la iniciativa supondría para el sector, así como la imposibilidad de cumplir el Plan de Fomento de las Energías Renovables, promovido desde la Unión Europea.
El Gobierno decidió en el Consejo de Ministros del pasado día 29 de diciembre mantener las compensaciones a la electricidad generada con fuentes limpias, tras las denuncias realizadas por la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA). En opinión de esta organización, "el actual sistema de compensaciones a la producción de energías renovables ha constituido desde principios de los años ochenta uno de los ejes fundamentales de la política de Estado mantenida por las diversas Administraciones en favor de estas fuentes de generación".
Al conocer las intenciones del Ministerio de Economía, los productores pusieron de manifiesto que "después de la rebaja del 5,48% aplicada el pasado año en el precio que perciben los generadores de electricidad con fuentes renovables, un nuevo recorte en 2001 hubiera amenazado el futuro del sector". También entienden que hubiera puesto en peligro el cumplimiento del principal objetivo del Plan de Fomento de las Energías Renovables, que persigue que estas fuentes representen el 12 % del conjunto de la energía primaria para el año 2010". Asimismo resaltaron que "el compromiso medioambiental derivado del Protocolo de Kioto, basado en limitar a un 15% el aumento de las emisiones contaminantes para 2010 con relación al año 1990 quedaría totalmente en el aire".
Los productores justificaron su denuncia en que el desarrollo de estas energías "no podía quedar supeditado, tal y como se pretendía, a coyunturales medidas en la lucha contra la inflación".
Escaso protagonismo
En España, el peso de las energías renovables representa tan sólo el 4% de la producción eléctrica. El sector critica que "las compensaciones por su carácter limpio son mínimas respecto al conjunto del sector eléctrico y de escasa incidencia en las grandes magnitudes de la economía nacional". El sector renovable factura 100.000 millones de pesetas anuales en concepto de producción de electricidad.
Los productores han destacado la contradicción existente entre "las pretensiones oficiales de recortar otra vez los incentivos a las energías limpias, inagotables y autóctonas y el permiso para que las fuentes de energía fósil (petróleo, carbón y gas natural) y la nuclear sigan sin asumir el coste de los impactos medioambientales y sociales que ocasionan, por ejemplo, el calentamiento global del planeta, la lluvia ácida, la radiactividad y enfermedades diversas".
Estos impactos son 31 veces superiores al de las energías renovables, según los resultados del reciente estudio Impactos ambientales de la producción de electricidad, elaborado por una consultora bajo los auspicios del propio Gobierno central, cinco Gobiernos autónomos y la asociación. æpermil;sta defiende que "si las energías sucias integrasen dichos costes, sus precios de mercado deberían ser muy superiores a los actuales". Su deducción termina en que "las energías renovables demostrarían entonces que, además de las más limpias, son también las más baratas".
Pese a la decisión de mantener las compensaciones, los generadores alzan sus voces contra "la situación de competencia desleal, que se ve agravada por el hecho de que las energías sucias sigan recibiendo en el conjunto de países de la Unión Europea cuantiosas subvenciones públicas destinadas a finalidades tan variadas como gasoductos, gestión de residuos nucleares y desmantelamiento de plantas atómicas o minería del carbón".
Emisiones contaminantes
Otro de sus argumentos se basa en que España ha superado ya con creces el límite del 15% de aumento de emisiones contaminantes acordado en el Protocolo de Kioto en el año 1997 y en que dos terceras partes de las emisiones de invernadero proceden en España de fuentes energéticas.
La lucha contra la contaminación es una de las asignaturas pendientes de España y de la Unión Europea cuya postura está marcada por las discrepancias existentes tanto en su seno como en relación con países como Estados Unidos.
La UE compensa a los distribuidores
Desde el 1 de enero, Austria, Bélgica y Holanda aplican unos nuevos certificados emitidos por los productores de electricidad de fuentes renovables a las empresas distribuidoras para que éstas puedan reclamar ayudas que compensen el sobrecoste en la producción de este tipo de energía.
Los certificados verdes forman parte de las nuevas directrices aprobadas en diciembre por Bruselas para fomentar el uso de fuentes limpias de energía. Otros cuatro países -Suecia, Italia, Reino Unido y Dinamarca- han anunciado que también los pondrán en marcha en dos años.
La Comisión Europea ha acordado aumentar las ayudas a las renovables del 30% al 40%, con un 10% suplementario para las pequeñas y medianas empresas, las que operen en zonas desfavorecidas y las inversiones que permitan abastecer con energía verde a toda una comunidad, como una isla.
Los Estados de la UE podrán, asimismo, compensar las diferencias entre costes de producción y el precio del mercado de la electricidad hasta la amortización de las instalaciones, siendo competencia de cada uno de ellos determinar la duración del periodo de amortización.
Igualmente podrán conceder ayudas al funcionamiento en base a los costes externos evitados por actuar a favor de las renovables, aunque Bruselas vigilará para evitar "excesos".
Cada Estado podrá, paralelamente, establecer su propio sistema de ayudas al funcionamiento, aunque por un periodo máximo de cinco años.
Las nuevas directrices de la Comisión Europea han sido criticadas por la organización ecologista WWF al considerarlas muy limitadas para fomentar el uso de las energías limpias. WWF critica, además, que se mantengan invariables las ayudas a la energía nuclear y el carbón, mucho más contaminantes que las verdes.