Los planes de Totalfina en España inquietan a las petroleras
El BBVA y La Caixa, así como Endesa, Iberdrola, Repsol y Gas Natural están siendo los agentes protagonistas de la remodelación que atraviesa el sector energético en España. Pero, de la francesa TotalFina Elf (la cuarta petrolera mundial) depende otras posibles operaciones, según los analistas. Movimientos que están relacionados con el interés que en las grandes petroleras europeas (Shell, BP, ENI y la propia TotalFina Elf) despierta Repsol YPF.
La multinacional francesa TotalFina Elf, que controla directa e indirectamente más del 43% del capital de Cepsa, tiene la clave de otra previsible reordenación energética en España. Pese a esa posición, la citada petrolera francesa es, según medios de firmas bursátiles que operan en los principales mercados europeos, uno de los candidatos (junto a la británica BP y la angloholandesa Shell) para intentar tomar el control de Repsol YPF.
Operación que, no obstante, se enfrentaría a importantes obstáculos, como la golden share que protege a la primera petroquímica española y el blindaje que le dan sus accionistas institucionales, que controlan ahora más del 35% de su capital. Sin embargo, otras operaciones de adquisición han tenido que superar problemas de un calibre similar o superior y, en esta línea, el grupo galo tiene una experiencia interna y cercana: la OPA lanzada por TotalFina sobre Elf en 1999 (considerada hostil) pero que dio lugar al actual grupo.
Y que Repsol YPF, que se sitúa en el grupo de las 10 primeras petroleras mundiales, es vulnerable a una OPA es un tema asumido por sus accionistas de referencia. La empresa que preside Alfonso Cortina tiene ahora un precio en Bolsa algo superior a los 3,6 billones de pesetas, uno de los valores más bajos desde que integró a la empresa argentina YPF y está un billón más barata que hace cuatro meses. En este contexto se vislumbra el sentido estratégico la decisión de La Caixa de aumentar su participación en la petrolera hasta el 15%, ya que tanto esa compañía como la participada por ambas, Gas Natural, son ahora sus principales apuestas industriales.
Competencia
Pero las autoridades de la competencia (nacionales e internacionales) impedirían que un único grupo tuviese una cuota tan elevada en el mercado español de la distribución de productos petrolíferos (más del 60%), por lo que no sería compatible su presencia en Repsol YPF y Cepsa. Según los analistas del sector esa puede ser la causa por la que el grupo francés no ha movido ficha en Cepsa, tras la OPA por la que se constituyó TotalFina Elf. El equipo directivo de la citada sociedad, que preside Thierry Desmarest, heredó de Elf Aquitaine el status de reparto de poder en la citada petrolera española, que da al Banco Santander Central Hispano (BSCH) potestad más elevada, a través de sistema de holdings tenedores de acciones, que la que le proporcionaría un procedimiento lineal.
TotalFina no ha variado, por el momento, ese reparto de derechos políticos, tras algún encuentro inicial tras el fin de la OPA sobre Elf, entre altos directivos del BSCH y de la empresa gala que se cerró sin decisiones. Los directivos de la petrolera les manifestaron poco después que su principal objetivo era asumir internamente su fusión, antes que modificar las estrategias en las empresas participadas.
Ha pasado un año, y los mensajes se refieren básicamente a su satisfacción por la marcha de la filial española, en la que ha apoyado un plan de inversión superior a los 500.000 millones en cuatro años.
Gas y concentración
Sin embargo, paralelamente, se diseña una estrategia en caso que los movimientos de TotalFina Elf se dirijan hacia Repsol YPF. Además del BSCH (que tiene un 19% de la empresa que preside Carlos Pérez de Bricio) y del grupo IPIC, de Abu Dabi (un 10%), en la compañía está presente Unión Fenosa, con un 5%. Los cruces accionariales y de intereses se completan con la participación del citado grupo bancario en la eléctrica galaico-madrileña, que se eleva al 10%.
Y es que ninguna de las entidades citadas quiere perder oportunidades cuando en los sectores eléctricos y de gas se producen movimientos en los que están implicados empresas y bancos competidores. Fenosa, que ha conseguido un importante contrato gasista en Egipto (4.000 millones de metros cúbicos de gas al año), tiene planes adicionales en ese área, al igual que Cepsa que lidera una sociedad que puede ser la promotora de la construcción de un nuevo gasoducto entre España y Argelia, con el objetivo de ampliarlo a otros paises europeos. Además, participa en los yacimientos de hidrocarburos en esa nación magrebí. "Y en esta actividad, sumar es mejor que mantener los intereses parcelados", señalan fuentes consultadas.
Unión Fenosa y Cepsa tienen ya planes conjuntos en el área de la electricidad, como la planta de generación de ciclo combinado que van a construir en Algeciras (Cádiz), y que contará con una potencia instalada de 800 megavatios.
Las compañías quieren ser multiservicios
Statoil ha sido en una de las últimas empresas en unirse a la estrategia. La compañía estatal noruega de gas y petróleo quiere, según palabras de su director general, Auke Lont, convertirse en una multiutilities para diversificar actividades y ventas. Esos objetivos, así como el de la mayor control de mercados y producciones de hidrocarburos, han sido el motivo de importantes movimientos empresariales en el sector energético. Y también el detonante de incursiones de grupos petroleros-gasistas, como el ENI, en proyectos eléctricos, o las concentraciones registradas en Alemania. Las empresas energéticas quieren prestar a sus clientes servicios que vayan desde la electricidad, el gas a los unidos a las telecomunicaciones. Adicionalmente intentan lograr sinergias y reducir costes.
Esos han sido los móviles de transacciones que se han registrado y registran en España. Y básicamente el intento de Repsol y Gas Natural por tomar el control de la eléctrica Iberdrola. Otras empresas, como Endesa, Cantábrico o Fenosa, han optado por la apuesta, aunque sea modesta, por la distribución y comercialización gasista, al tiempo que intentan dirigir sus propios contratos com empresas o países productores. La estrategia de conversión en grupos de multiservicios se ha completado con sustanciosas inversiones en el área de las telefonía, otras prestaciones de telecomunicaciones y el cable.