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MEDIO AMBIENTE

El biodiésel ya es una alternativa industrial al gasóleo para coches

El precio para el consumidor de biodiésel puede ser más asequible que el del gasóleo de automoción (el llamado de tipo A), aunque no resiste el coste de la semilla de girasol y colza para competir con los precios actuales del llamado gasóleo tipo B, el de uso agrícola. æpermil;sta es la principal conclusión del informe elaborado por la Empresa Pública para el Desarrollo de las Energías de Andalucía (Sodean), dependiente de la Junta. El estudio pretende demostrar que, simplemente desarrollando las normativas vigentes y las que faltan por aprobar en la UE, España puede producir el biocombustible a precio competitivo.

El estudio abarca todos los parámetros que influyen en el coste final del producto. En el caso del precio de la semilla de girasol (el cultivo que en España daría origen al nuevo combustible biológico), el biodiésel sería competitivo con los gasóleos de automoción siempre que el precio en origen (pagado al agricultor) esté por debajo de las 37 pesetas/kilo. Siguiendo la evolución de precios de los ocho últimos años, esta semilla ha alcanzado un precio mínimo de 28 pesetas/kilo, máximo de 40 pesetas y medio de 34 pesetas el kilo, lo que hace posible la rentabilidad del biodiésel.

Gasóleo agrícola

Por su parte, el gasóleo agrícola precisaría, en cambio, un precio de la semilla de 26,5 pesetas, lo que lo sitúa por debajo de la renta media del agricultor de los últimos años. El siguiente parámetro estudiado es el de los impuestos sobre carburantes.

En este caso, el estudio hace suya la propuesta de la Comisión Europea de establecer que el gravamen sobre los aceites especiales (de semillas) no sobrepase el 10% del tipo que se aplica actualmente al gasóleo de automoción.

Partiendo de la aplicación de esta recomendación en España, se establece una comparativa de la que resulta un precio final del biodiésel de automoción de 99,42 pesetas el litro frente a 127,9 pesetas del gasóleo de automoción. El gasóleo agrícola seguiría por debajo de ambos con un precio final situado en las 90 pesetas.

Pero donde el precio resulta más competitivo es en las mezclas de biodiésel con gasóleo de automoción. Los motores soportan bien una mezcla inferior al 30% de contenido de biodiésel. El estudio abarca un análisis de mezclas al 5%, al 10%, al 20% y al 30%.

En todos los casos, el precio final resulta inferior al del gasóleo de automoción con una tarifa para la semilla inferior o igual a 39 pesetas el kilo, prácticamente un valor jamás alcanzado en los últimos ocho años.

Según todos los parámetros citados, para un escenario futuro que mantenga el precio del gasóleo de automoción a 119 pesetas el litro, la reducción de precios con el uso de cualquier forma de biodiésel podría variar entre cuatro y 7,7 pesetas el litro.

Rentas complementarias

En la actualidad el cultivo de oleaginosas (colza y girasol) en la Unión Europea con fines no alimentarios se entiende como una renta complementaria procedente del excedente agrícola para uso alimentario, fijado tras los acuerdos GATT entre la Unión Europea y Estados Unidos. El acuerdo permitió aumentar las tierras en retirada y por lo tanto, la superficie dedicada a energías renovables.

Pero esta renta complementaria tiene más juego en países como Francia y Alemania, donde la retirada compensa al agricultor por el alto rendimiento de la semilla y por percibir una compensación superior al precio con destino alimentario. En España, la compensación es de entre cinco y 10 pesetas por debajo del de uso alimentario.

El resultado es que no compensa la retirada. Pero la Agenda 2000 prevé una subvención por igual (alimentaria y de retirada) de 63 euros por hectárea, lo que disparará el aprovechamiento para biodiésel en todos los países de la Unión Europea. Esta situación podría dar un vuelco y permitir una producción más elevada de combustibles menos perjudiciales para el entorno.

 

Una planta requiere una inversión mínima de 50 millones

Aunque las inversiones para la instalación de una planta de biodiesel difieren en función del tipo de tecnología que se aplique, se puede estimar que una planta semi-industrial con capacidad para transformar 3.300 toneladas al año requiere una inversión de 50 millones de pesetas.

Las plantas industriales se dividen entre las de bajo y de alto coste. Se considera que ambas han de tener capacidad para procesar 20.000 toneladas anuales. La primera genera residuos considerados de bajo coste y requiere una inversión de 250 millones de pesetas. Para la segunda, con residuos de alto coste, el informe de la Junta de Andalucía calcula una inversión de 950 millones de pesetas.

En base al valor energético de la semilla de girasol y considerando un rendimiento medio de 1.000 kilos de semilla por hectárea, los expertos calculan que cada 10.000 hectáreas de cultivo generan cuatro millones de litros de biodiesel.

En Andalucía, en el caso de que toda la superficie actual de girasol y tierras de retirada se dedicasen a materia prima para fabricar biodiesel, la región podría sustituir un 8,7% del actual consumo de gasóleo A. En este sentido, la comunidad tiene mayor capacidad de extracción y refino que agricultores dispuestos a aportar la materia prima.

Un total de 18 industrias extractoras de semilla de girasol tienen capacidad para obtener 5.235 toneladas de semilla al día. Las 11 industrias refinadoras de Andalucía pueden procesar 3.625 tonelas diarias de ese producto. Sin embargo, en la actualidad sólo seis empresas están autorizadas en la región para procesar materia prima de uso no alimentario procedente de tierras de retirada.

Según el informe de Sodean, estos datos reflejan que Andalucía tiene ya la industria extractora y refinadora constituida antes de que el sector primario esté en condiciones de ofrecer la materia prima necesaria y de que las legislaciones nacional y comunitaria adopten las medidas políticas que favorecen la implantación de este combustible.

Sobre el valor ambiental, el biodiesel emite un 10% menos de dióxido de carbono que el gasóleo, un 40% menos de humos, un 98% menos de dióxido de azufre y un 10% más de óxido de nitrógeno.

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