Los altos directivos de Terra pugnan por el control de la empresa
Terra-Lycos, la filial de Telefónica para Internet, vive sus momentos más delicados. Al sonado y persistente descenso en Bolsa, se suma el profundo desencuentro que mantienen los principales responsables de la empresa. Robert Davis, consejero delegado tanto en la Lycos originaria como en la fusionada Terra-Lycos, mantiene pésimas relaciones con el nuevo presidente, Joaquim Agut. El enfrentamiento bloquea la gestión de la compañía, especialmente en EE UU y en sus filiales en Latinoamérica. Telefónica afirma que Agut mantiene intacta la confianza de Alierta.
La delicadísima situación de Terra-Lycos en Bolsa, donde ha caído desde 139 a poco más de 11 euros por acción en apenas un año, se ha visto complicada desde el mes de agosto por el durísimo enfrentamiento que se vive entre sus dos principales directivos: Joaquim Agut, presidente de la compañía nombrado pocas fechas después de que César Alierta se hiciera cargo de la gestión de Telefónica, y Robert Davis, consejero delegado tanto de la Lycos originaria como de la empresa que surgió tras su absorción por Terra.
Las versiones sobre los fundamentos del abierto desencuentro entre Agut y Davis son contradictorias, según cual sea la fuente que aporta la información. Pero todas coinciden en describir unas relaciones prácticamente irrecuperables entre ambos directivos, que están provocando consecuencias negativas para la marcha del negocio, especialmente en Estados Unidos. Este mercado (que era precisamente el que había marcado la prioridad en el proceso de fusión para Telefónica) comienza a percibir con claridad el fracaso en la integración de las filosofías y patrimonios de origen.
Fuentes conocedoras de la situación aseguran que los internautas asiduos de los contenidos de las empresas originales están confundidos; los que procedían de Lycos piensan que tras la fusión se ha convertido en un portal para hispanos, mientras que los vinculados a Terra, le acusan de estar sólo preocupado por el navegante que habla en inglés.
Telefónica
En el fragor del enfrentamiento, la posición de la presidencia de Telefónica no parece ofrecer fisuras. Fuentes conocedoras de la opinión de César Alierta han asegurado que 'Joaquim Agut mantiene intacta la confianza del presidente de Telefónica para gestionar Terra-Lycos'
Los razonamientos que las fuentes mencionadas atribuyen a la actual dirección de Telefónica son muy taxativos. 'Cuanto antes se asuma que ha sido Terra la que ha comprado Lycos y que aquí no ha habido una fusión entre iguales, antes se tendrá claro quien es el que manda en Terra-Lycos'. 'Desde esta perspectiva', afirman, 'es inútil defender que en la compañía hay una lucha de poder entre Robert Davis y Joaquim Agut'.
Según estos medios, nadie con peso específico en Telefónica tiene en la cabeza que 'es necesario dar un golpe de mano en la gestión de Terra. Simplemente no ha pasado el tiempo suficiente para poder valorar la dirección'.
'Interpretar que pasa algo serio en la empresa o que hay una lucha por el control de la gestión a la luz de su caída en Bolsa de los últimos meses es un análisis más bien simple, si se tiene en cuenta que los descensos de las cotizaciones de las empresas relacionadas con Internet son generalizados en todo el mundo', aseguran las fuentes citadas, cercanas a Telefónica.
La depresión en el parqué, caldo de cultivo para el descontento
Lejos y añorados quedan ya los días en que Terra, en plena ola de euforia bursátil de la nueva economía, marcaba máximos de cotización intradía de 157 euros y su capitalización se equiparaba a la de los grandes bancos e incluso a la de su propia matriz, Telefónica.
Todo parecía acompañar entonces, el éxito parecía eterno y el dinero acudía de forma abrumadora a todo lo que oliera a Internet y a nuevas tecnologías.
Pero poco a poco, el soufflé se fue desinflando. El péndulo está justo hoy en el otro extremo y con síntomas de que el castigo y la corrección no han tocado fondo. Ya no es posible gestionar la abundancia y los responsables de Terra, después de haber conducido una empresa con una capitalización bursátil de varios billones de pesetas, hoy tienen que gestionar otra que, habiendo duplicado prácticamente su tamaño, una vez fusionada con la norteamericana Lycos, vale en Bolsa 1,1 billones de pesetas.
Desde el máximo al cierre de sesión, fijado el pasado 25 de febrero (139,75 euros), se ha pasado en 10 meses a un precio por acción de 11,60 euros, levemente por encima de su mínimo, que fue de 11,45 euros y todavía por debajo de su precio de colocación en noviembre de 1999, fijado entonces en 11,81 euros.
Cierto es que las caídas están siendo generalizadas en todo el mundo, pero es realmente difícil encontrar un ejemplo de compañía que hubiera estado tan alta y ahora se encuentre tan baja.
La presión de la cotización a la baja es un inmejorable caldo de cultivo para generar todo tipo de tensiones y enfrentamiento más o menos velados para controlar la gestión. Y además, el hundimiento de la capitalización da eficacísimas armas para calificar, juzgar y exigir resultados a los gestores de la compañía.
Máxime cuando uno de los principales argumentos en los que se basan las nuevas teorías de gestión de las empresas durante los últimos años no ha sido otro que el de la generación de valor para los accionistas.
De los pactos con Villalonga a la dirección implacable de Agut
El clima de confrontación que se vive en la dirección de Terra-Lycos tiene su origen, si se atiende a los detractores del antiguo líder del portal americano, en 'los celos de Robert Davis, quien no ha sabido entender el verdadero carácter de la operación con Terra, ni adaptarse a la nueva situación de control de Telefónica'.
Por el contrario, si se prestan oídos a sus defensores, el desencuentro con Agut se debe a que 'el nuevo presidente de Telefónica, César Alierta, no respetó los compromisos suscritos entre Juan Villalonga y Robert Davis en el proceso de fusión'.
Además, estas fuentes definen al nuevo presidente de Terra-Lycos como 'una persona engreída, incapaz de aprender y comprender los vericuetos de un negocio como es el de Internet en el que nunca antes había triunfado'.
Venta de acciones
Fuentes de Telefónica reconocen que 'el equipo directivo de la antigua Lycos puede haber visto sus expectativas frustradas y no cumplidos determinados pactos alcanzados con anterioridad a la llegada a César Alierta a la compañía'. En todo caso, afirman de modo taxativo que 'es necesario que reconozcan que ahora hay un nuevo poder que tiene un solo interlocutor en Terra-Lycos, y no es otro que su actual presidente, Joaquim Agut'.
Además, las mismas fuentes aseguran que 'tarde o temprano, la compañía deberá analizar las ventas de acciones de Terra-Lycos que protagonizaron Robert Davis y algunos de los directivos americanos pocos días después a que se cerrará la fusión y la nueva empresa comenzara a cotizar'.
Esas ventas cayeron como una auténtica bomba en la dirección de Telefónica y provocaron una profunda desconfianza.