La derogación del despido por absentismo, ¿fin de la polémica?
El real decreto consigue romper el desequilibrio que se instauró en 2012, pero no supone que prescindir de un empleado enfermo sea una decisión nula
El real decreto consigue romper el desequilibrio que se instauró en 2012, pero no supone que prescindir de un empleado enfermo sea una decisión nula