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El sistema energético español encara su mayor reajuste

España consolida la descarbonización con cifras récord en las renovables, pero 2025 adelanta necesidades como el desarrollo del almacenamiento y de la capacidad de la red

El último Balance Energético elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) –presentado en septiembre– dibuja un 2024 de avances para la transición de nuestro país. Frente a unas mayores necesidades de energía, con un aumento del 2,1% del consumo primario –que alcanza un total de 1.366 teravatios-hora (TWh)– y del 3,74% en la demanda final (hasta 972 TWh) respecto a 2023, también se observa una mayor eficiencia en la generación de fuentes renovables.

De hecho, estas tuvieron un crecimiento superior al 6% en energía primaria, con una subida de dos dígitos (11,9%) en cuanto a generación eléctrica se refiere. En este sentido, la producción fotovoltaica e hidráulica se dispararon (23,7% y 37,6%, respectivamente), frente a retrocesos significativos en carbón y gas. Pero si bien los datos del pasado ejercicio conforman un balance positivo, 2025 no ha estado exento de retos para el sector.

José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), defiende que el actual “es un momento lleno de desafíos que será recordado por el apagón”. En este sentido, lamenta la derogación del Real Decreto 7/2025 –de medidas urgentes para el refuerzo del sistema eléctrico tras dicho episodio– así como la espera de la aprobación del decreto concerniente al autoconsumo. No obstante, Donoso califica el escenario como “ilusionante” para la fotovoltaica, que “está siendo el motor de una época de crecimiento gracias a su ventaja competitiva”, con una previsión de cifras récord en el desarrollo de parques solares.

La lentitud de trámites, la insuficiente adaptación de la planificación de la red y “un sistema de fijación de precios poco adecuado para tecnologías sin coste marginal” podrían frenar su impulso. El experto cree que la solución pasa por planificar de forma dinámica la red eléctrica y acelerar el autoconsumo y las comunidades energéticas.

LA CIFRA

11,9% es el crecimiento de la generación de electricidad renovable en 2024. Posiciona a España como líder europeo en capacidad instalada.

Esa falta de agilidad en la Administración se traslada también a la eólica que, con más de 32 gigavatios (GW) instalados y un 24% de cobertura de la demanda, “es la primera tecnología en el mix eléctrico desde 2021”, cifra Juan Virgilio, director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). En su opinión, regulaciones diferentes y poco afinadas chocan de lleno en el cumplimiento de los objetivos para 2030. A lo que suma “el impacto destructivo que la judicialización está teniendo en territorios como Galicia”.

Oliverio Álvarez, socio responsable de Energía, Recursos e Industria en Deloitte, detalla que uno de los nudos que limita la electrificación es el acceso a la red: “No basta con más potencia renovable si la demanda no puede conectarse con agilidad”. Y corrobora que las medidas precisas requieren marcos normativos más eficientes en gestión de acceso y conexión, procesos de planificación y tramitación más ágiles, y modelos retributivos que atraigan inversión.

El apagón “mostró la urgencia de reforzar las redes, ganar flexibilidad y acelerar el despliegue del almacenamiento”, describe Antonio Delgado, director ejecutivo de AleaSoft. Sin embargo, la reacción de Red Eléctrica ha implicado “mayores restricciones a la entrada de renovables y un incremento en la factura de los consumidores”. En paralelo, señala una elevada penetración de fuentes limpias frente a un contexto en el que la demanda no está creciendo al nivel que se espera, lo que ha generado un aumento de las horas con precios cero y negativos respecto a 2024.

Para Delgado, esto ha incrementado la volatilidad e intensificado la preocupación de los desarrolladores, “especialmente por los precios extremadamente bajos de la solar fotovoltaica”, lo que está tensionando la viabilidad de nuevos proyectos y perjudicando los modelos de negocio basados en ingresos de mercado. La respuesta más necesaria ante estas circunstancias concierne al mencionado almacenamiento energético, “esencial para garantizar la seguridad del suministro y reducir la dependencia de tecnologías fósiles”.

LA CIFRA

1,6 puntos es la brecha entre la evolución de la intensidad primaria y la intensidad final. Implica que el consumo mejora más despacio que la eficiencia del sistema.

Partiendo de esa necesidad, Víctor Ruiz, profesor de OBS Business School, aclara que, frente a los máximos de generación limpia alcanzados, la transformación del sistema eléctrico exige “garantizar que la red pueda gestionar un gran volumen de energía variable de manera estable”. Además, y si bien Ruiz sitúa a España en una posición de privilegio en lo que al sector eólico y solar se refiere, advierte que sin inversiones en transporte y distribución la penetración renovable no podrá traducirse en electrificación real ni en independencia energética.

Aunque dicho proceso de transición ya está en marcha –apoyado por una evolución de los costes en 2025 positiva comparada con la crisis de precios de años anteriores–, prevé que tendrá “un despliegue que se materializará de forma significativa en la próxima década”. Y estará condicionado por aspectos como los incentivos al vehículo eléctrico, la digitalización o la irrupción de nuevas demandas, como los centros de datos.

“En los últimos 25 años no ha habido un momento con tantos retos y oportunidades como ahora”, apunta Marta Sánchez, socia responsable de Energía de EY España. Destaca elementos aún poco explotados como los gases verdes. Países como Francia e Italia van por delante en este aspecto, defiende: “Nosotros tenemos que desarrollar la regulación y no poner trabas para que la contribución de los gases renovables al mix de energía fósil crezca considerablemente”.

Teniendo presente que las redes serán igualmente decisivas para atraer inversión y sostener nueva demanda. Subraya además que, junto a la evolución tecnológica y regulatoria, el sector energético se encuentra en un momento de cambio “en todo lo que afecta a las personas”. Como protagonista tradicional en la generación de empleo, “va a hacer una apuesta por el talento, por desarrollar capacidades en inteligencia artificial, en el despliegue de nuevas soluciones”. Eso sí, “si se dan los incentivos adecuados”, apuntilla.

Retos que impiden la transformación del sistema

  1. Generación. Según Alberto Ramos, doctor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas y Energía (UPM), el desarrollo renovable ha sido “extraordinario” y coloca a España entre los líderes europeos en descarbonización, demostrando su capacidad para “integrar nueva potencia a un ritmo muy elevado”.
  2. Infraestructura. Sin embargo, este crecimiento conlleva costes adicionales para su integración, “obligando a realizar un esfuerzo equivalente en las infraestructuras eléctricas de transporte y distribución”. Ramos apunta dos líneas de actuación: el despliegue masivo del almacenamiento energético para dar estabilidad y una normativa coherente para orientar las inversiones.
  3. Demanda. “No está evolucionando al mismo ritmo que la generación”, declara Ramos, quien destaca que la electrificación choca hoy, por un lado, con la falta de puntos de conexión para dar respuesta a la industria. Y por otro, con la expansión masiva del ‘prosumer’ (productor y consumidor) que cambia la forma de operar la red.

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