ICapital: gestión de patrimonios institucionales, la asignatura pendiente
Hay que buscar las mejoras alternativas de inversión sin conflictos de interés
Mutuas, asociaciones, fundaciones, instituciones religiosas o colegios profesionales son ejemplos de instituciones privadas que tienen patrimonios relevantes que gestionar.
Gestionar un patrimonio que no pertenece a nadie o que pertenece a muchos es una enorme responsabilidad. A esa responsabilidad debe responderse con la máxima profesionalización de dicha gestión, dotándose de los instrumentos necesarios para ello, ya sea con recursos internos o externos, como hacen una gran cantidad de instituciones.
Lo cierto es que los responsables de la institución se enfrentan a este tema muchas veces con pocas herramientas y algunas veces sin los conocimientos suficientes para definir una estrategia correcta, y es justamente ahí donde una entidad como iCapital aporta valor, entendiendo la realidad y necesidades de la institución, acompañándoles y guiándoles en todo el proceso de gestión de su patrimonio.
El error más habitual suele ser ceder trozos de la gestión a diferentes entidades financieras que en base a unos límites de riesgo gestionan o proponen inversiones de manera descoordinada, sin optimización y a veces, incluso, en productos de la casa. Los resultados de este tipo de estructura son siempre los mismos, agregación de riesgos, duplicidad de inversiones, operaciones encontradas, existencia de inversiones irrelevantes o aumento de los costes ocultos, entre otros.
Otros de los errores típicos suelen ser definir la estrategia de inversión únicamente como un nivel máximo de exposición a activos de riesgo, no entender bien la naturaleza de los riesgos de las inversiones, dispersar en lugar de diversificar o invertir de manera reactiva a propuestas de las entidades en lugar de proactiva. En definitiva, no tratar el patrimonio como un inversor institucional.
En primer lugar, debemos definir conceptos básicos como los objetivos, los principios, las necesidades para los que el patrimonio existe. No se trata simplemente de un patrimonio. Es un patrimonio con unos objetivos y unas obligaciones que cumplir.
Una vez que tenemos claro el destino, podemos definir el mejor camino para llegar a él, es decir, la estrategia. La estrategia de inversión de un patrimonio institucional es mucho más que una simple distribución de activos. Hay una serie de restricciones, ya sean éticas, técnicas y de prudencia, que deben contemplarse. Adicionalmente, suele ser necesario definir flujos de efectivo para el cumplimiento de las obligaciones y además debe considerarse la importancia de que las inversiones sean coherentes con la naturaleza, el carisma y el espíritu de la institución.
Lo siguiente que debe entenderse es que un patrimonio institucional debe gobernarse de manera escrupulosamente organizada y objetiva, minimizando la arbitrariedad de las decisiones personales con unas claras reglas del juego. Estas reglas sirven de guía para hoy y para el futuro con independencia de quien sea el responsable económico de la institución y, por lo tanto, definen un marco de actuación.
La definición de un modelo de gobierno debe incorporar aspectos como el modelo de toma de decisiones, el de control, el de rendición de cuentas o el de archivo.
Y una vez que ya tenemos claro el destino, el camino para alcanzarlo y la forma de recorrerlo es cuando de manera proactiva debemos salir a buscar las mejores alternativas de inversión, sin ataduras, sin conflictos de interés y con visión global, estén donde estén, de la mano de profesionales especializados.
Muchas instituciones han profesionalizado ya la gestión de sus patrimonios, en muchos casos de la mano de asesores externos especialistas en instituciones como la entidad a la que pertenezco, iCapital, pero aún quedan muchas que tienen esta asignatura pendiente.
Pablo Martínez-Arrarás es socio fundador de iCapital