Popular nombra a Miguel Escrig director general adjunto al presidente
El próximo 10 de abril será su junta general ordinaria de accionistas
El consejo de administración de Banco Popular aprobó ayer convocar su junta general de accionistas para el próximo día 10 de abril. También aprobó el fichaje de Miguel Escrig Meliá, exdirector financiero de Telefónica hasta noviembre, director general adjunto a presidencia. Escrig también trabajó en JP Mogan como Emilio Saracho, presidente de Popular, y en Banco Santander.
El consejo de administración de Banco Popular ha decidido finalmente convocar la que será la primera junta de accionistas del actual presidente de la entidad, Emilio Saracho, para el próximo día 10 de abril, justo un año después que la celebrada para aprobar los resultados de 2015 (el 20 de febrero se celebró otra junta extraordinaria, pero fue para nombrar a Saracho consejero). Hasta hace unos días la idea era retrasar esta reunión hasta mayo, una vez que el nuevo primer ejecutivo de Popular tuviera completamente diseñada su hoja de ruta para presentar a los accionistas. Saracho, sin embargo, ha preferido acelerar la celebración de la junta para explicar a los accionistas lo antes posible algunos de los planes que pondrá en marcha en la entidad.
En esta junta se someterá a aprobación por parte de los accionistas las cuentas anuales correspondientes a 2016, y que supusieron unas pérdidas de 3.222 millones de euros, según consta en el hecho relevante remitido ayer a la CNMV. También se someterá a aprobación la gestión social de ese ejercicio.
En el punto cuarto del orden del día el banco solicita autorización para ampliar capital hasta un máximo del 50% del capital social de la entidad, lo que equivale a unos 1.100 millones de euros, en un plazo de tres años. En el banco explican que esto no significa que se vaya a llevar a cabo una nueva inyección de capital, sino que es un formalismo que se incluye desde hace años en las convocatorias de prácticamente todas las juntas de Popular y del resto de los bancos.
Hay que recordar que Popular ya amplió capital en mayo de 2016, por un importe de 2.500 millones de euros que se destinó a sanear el balance de la entidad. Lo mismo aseguran sobre la autorización para realizar emisiones por parte del banco.
Uno de los puntos novedosos de la junta es el relativo a la aprobación del "límite máximo de la remuneración variable hasta el 200% del componente fijo de la remuneración total de consejeros ejecutivos y miembros del colectivo identificado". La entidad explica que este punto ya fue incluido en su informe del gobierno corporativo hace un mes, pero que se ha querido ahora incluir para que lo apruebe la junta. Además, añade que es un requisito legal que lo tienen ya el resto de los bancos.
El consejo también aprobó ayer el fichaje de Miguel Escrig Meliá como director general adjunto a la Presidencia. De 53 años de edad, Escrig ya ha trabajado con Saracho en JP Morgan. Su último cargo fue el de director financiero de Telefónica, cargo que ocupó desde 2010 hasta noviembre de 2016. Antes había trabajado también en Santander (en 1990), entre otras empresas.
Este fichaje se une al de los dos consejeros independientes que se nombraron en febrero: Carlos González Fernández y Antonio González-Adalid. El objetivo es seguir con la renovación del consejo y de la directiva.
Banco para "sentirnos orgullosos"
La idea de Emilio Saracho es poder acudir a la junta de accionistas con una hoja de ruta que pueda explicar a los accionistas de la entidad, aunque no esté totalmente perfilado el plan de negocio para los próximos años. De momento, Popular explicará que el banco contará en los próximos meses con un balance bastante más reducido, y centrado solo en España. Al cierre de 2016 sus activos totales medios ascendían a 154.809 millones de euros. Su objetivo ahora es estudiar todas las posibilidades para realizar plusvalías, y limpiar su balance del lastre del ladrillo. Incluso las vías para llevar a cabo este saneamiento están en el aire, como es el caso del proyecto Sunrise, vehículo por el que Popular pretendía desconsolidar de su balance 6.000 millones de euros en inmuebles. La idea del anterior presidente de la entidad, Ángel Ron, era sacarlo a Bolsa en este primer semestre del año. El futuro de esta sociedad, sin embargo, se ha quedado en el aire. Lo complejo de su instrumentalización y financiación y las numerosas autorizaciones que debe recibir ha provocado que el proyecto esté en revisión. Como está en revisión prácticamente todos sus proyectos. En un comunicado dirigido el lunes a la plantilla el banco asegura que aún estudia diferentes alternativas sobre el futuro de la entidad. "Nuestra política continúa siendo la de siempre, servir a nuestros clientes día a día y hacer del banco una institución de la que nos sintamos orgullosos".