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Se conocieron a 9.000 kilómetros de donde abrieron su negocio

La microcervecería de corazón gato gestada en San Francisco

Empezaron en plena crisis, pero en pocos años son una marca conocida en Madrid Marketing, proveedores, logística y producción. Los cuatro socios se reparten las tareas

Javier Cerezo, Ana Coello y César Pascual. Jaime Riesgo se tuvo que ausentar el día en que se tomó la fotografía.
Javier Cerezo, Ana Coello y César Pascual. Jaime Riesgo se tuvo que ausentar el día en que se tomó la fotografía.Pablo Monge
Manuel G. Pascual

Ninguno de los cuatro socios fundadores de Cervezas la Virgen podían imaginarse hace seis años que sus vidas girarían en torno a la producción de malteados. Jaime Riesgo, Ana Coello, Javier Cerezo y César Pascual vivían en San Francisco, California. Trabajaban en una agencia de publicidad que también hacía las veces de aceleradora de empresas, servicio este muy demandado en la que se considera una de las regiones del mundo con más dinamismo empresarial.

Se conocieron a más de 9.000 kilómetros de donde acabaron abriendo su propio negocio. Porque tras unos años en California volvieron con una idea en mente: montar su propia marca de cerveza artesana. “El mercado de las llamadas microcervecerías representaba entonces el 20%del consumo en San Francisco. Pensamos que nos gustaría tener nuestra propia cerveza”, explica Riesgo, maestro cervecero de La Virgen que por motivos laborales no pudo aparecer en la fotografía conjunta del equipo.

¿Burbuja?

Cuando arrancaron en 2011 no habría en España más de 50 marcas de cerveza artesanal. “Hoy seremos entre 300 y 400. En los últimos cinco años el número de marcas ha crecido un 800%”, subraya César Pascual, el socio responsable de la estrategia de marketing. En La Virgen son conscientes, dicen, de que “podemos estar ante una burbuja” de consumo de cervezas artesanas. Pero también creen que cuando estalle “solo quedarán las que mejor lo hayan hecho”. Trabajan duro para entrar en este grupo.

Así lo hicieron. En 2011, en plena crisis, lograron reunir 300.000 euros entre sus ahorros y los de algunos familiares para montar la actual fábrica que tienen en Las Rozas. “Teníamos claro que no queríamos que esto fuera un hobby. La apuesta tenía que ser seria”, apunta Pascual, que se encarga de la dirección comercial y de marketing (Coello se ocupa de los proveedores, Cerezo de logística y stocks y Riesgo de la producción).

Empezaron en plena crisis, pero en pocos años han logrado convertirse en una marca conocida en la región de Madrid, el único mercado que están tocando de momento. Pascual reconoce que ni en el mejor de los escenarios habían previsto llegar a donde están ahora mismo: su planta, con una capacidad de producción de unos 300.000 litros anuales, se les ha quedado pequeña. El año pasado adquirieron la nave contigua a la suya para dar servicio de comidas al bar que tienen en la fábrica, lo que ellos llaman brewpub (se suele traducir por microcervecería).

El espacio también se les ha quedado estrecho. Con una facturación que este año rondará el millón de euros, los cuatro jóvenes (tienen entre 28 y 33 años) están pensando a lo grande: preparan su traslado a una fábrica/bar mucho mayor, que cuando funcione a plena capacidad podría llegar a multiplicar por diez su volumen de producción. “Con esta nueva infraestructura queremos dar el salto al mercado nacional y más adelante al internacional”, comenta Pascual.

Este aumento de tamaño, que previsiblemente se culminará a finales de año, ha requerido la entrada de nuevos socios capitalistas. Y aunque han tenido propuestas de grupos cerveceros e industriales, hasta el momento solo han puesto dinero “familiares y conocidos que han confiado en el proyecto”.

Pese al crecimiento que se avecina en La Virgen, la cervecería pretende seguir conservando sus rasgos de identidad. “Nosotros mismos nos encargamos de la distribución. Porque ponemos tanto cariño en hacer la cerveza que no queremos que luego pierda su esencia al pasar por una cadena de frío. Casi no estockamos: nuestro producto es fresco, a consumir en unos 15 días”, cuenta.

Sus clientes son tiendas gourmet y cervecerías especializadas, pero sobre todo bares y restaurantes. “Somos de las pocas cervezas artesanales que tenemos lager [la rubia]. Pensamos que esta variedad lograría mayor aceptación en los bares de toda la vida”, indica Pascual. Hasta el momento cuentan con tres variedades más durante todo el año (Jamonera, 360 y Negra) y dos más estacionales (Veraniega y de Castaña). Aunque no descartan sacar novedades en las próximas fechas.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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