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Turismo en Holanda

Ámsterdam, máximo esplendor en verano

La ciudad se transforma y se convierte en escenario de festivales y actividades culturales.

Panorámica de Ámsterdam.
Panorámica de Ámsterdam.

Permisiva y liberal, Ámsterdam atrae a miles de turistas cada año dispuestos a adentrarse en la bien llamada Venecia del norte.

La capital de los Países Bajos se ve distinta desde el agua, sobre todo con buen tiempo. Cuando sale el sol, se transforma; también sus habitantes: las terrazas se llenan, los barcos navegan por los canales –en invierno están helados– y la naturaleza explota en parques y jardines. Además, la ciudad se convierte en escenario de festivales y actividades culturales. 

Situada entre la bahía del IJ, un lago donde se encuentra Strand West, la playa urbana más cool, y las orillas del río Amstel, al sureste, no parece una capital europea.

Ante su armonía y solidez urbanísticas resulta difícil imaginarse el verdadero origen de Ámsterdam: una zona pantanosa situada entre el mar del Norte y los ríos IJ y Amstel. La red de canales muestra los esfuerzos de sus habitantes para ganar tierra al agua. Su propio nombre incluye el sufijo dam, dique en neerlandés.

Tanto si se recorre a pie como en tranvía o en bicicleta, es manejable

Pequeña, asequible y tranquila, lo primero que llama la atención de Ámsterdam es también lo más típico: las omnipresentes bicicletas y los numerosos canales que se extienden por toda la ciudad, una sorprendente red, Patrimonio de la Humanidad desde 2010, que celebró en 2013 sus 400 años de existencia. Esta obra de ingeniería es la muestra de la pujanza y proyección que tuvo la ciudad holandesa durante la Edad de Oro (siglo XVII), cuando los Países Bajos se convirtieron en una potencia económica.

Tanto si se recorre a pie, en tranvía o en bicicleta (un medio que muchos turistas eligen), es una ciudad manejable. Los coches no pitan a los ciclistas y los peatones están acostumbrados a sortearlos. El entramado de canales dibuja las estrechas callejuelas adoquinadas por donde se circula, fundamentalmente, en bicicleta o caminando. Como resultado, Ámsterdam es una ciudad tranquila y amable, sobre todo si nos alejamos de las calles más turísticas.

El casco histórico, Centrum, es un buen punto de partida para adentrarse en la capital holandesa. Es imprescindible visitar la Plaza Dam, donde se construyó el primer dique sobre el río Amstel y en la que se encuentran el Palacio Real, la Iglesia Nueva y el edificio Magna Plaza, que acoge un centro comercial. En las calles aledañas se ubica el Barrio Rojo, con los famosos escaparates en los que se exhiben las prostitutas.

Cualquier excusa es buena para coger un barco en la ciudad o hacer una pequeña excursión. Se puede recorrer casi todo el país gracias a la extensa red de canales. Las rutas más populares son el río Amstel en dirección a Ouderkerk aan de Amstel, un pueblo a nueve kilómetros de Ámsterdam, o en dirección a Vinkeveense Plassen, un área de lagos a 18 kilómetros al sur.

Bicicleta aparcada frente a un canal.
Bicicleta aparcada frente a un canal.

Todos los años se celebran decenas de festividades en el agua. Las próximas son el conocido desfile Canal Parade durante el Día del Orgullo Gay (del 31 julio al 2 de agosto) o el Grachtenfestival (música clásica en lugares históricos, también en agosto).

Hay empresas que ofrecen tours en barco con guías a bordo; algunos más exclusivos, como Classic Boat Tours, o más divertidos, como el Floating Dutchman, un autobús anfibio que realiza un recorrido por la ciudad y termina sumergiéndose en las aguas.

Si apetece tomarse un té o un café acompañado de un cigarro de marihuana o de hachís, puede hacerlo en los famosos coffee shops, abiertos para personas mayores de 18 años. El alcohol y las drogas duras están estrictamente prohibidos.

Pero además del encanto de sus calles y canales, Ámsterdam tiene una interesante oferta museística. El Rijksmuseum reabrió sus puertas hace poco tras más de diez años de remodelación, obra de los arquitectos sevillanos Antonio Cruz y Antonio Ortiz, y muestra las obras de artistas holandeses y flamencos (Rembrandt, Johannes Vermeer, Jan Steen...). Cerca, también en el barrio de Museumplein, está el museo de Vincent Van Gogh, con un gran fondo de dibujos, pinturas y objetos personales del artista.

Ámsterdam es un auténtico paraíso para ir de compras. La calle más lujosa es Pieter Cornelisz Hoofstraat; los amantes de los mercadillos disfrutarán en el mercado de las flores o en el rastro de Waterlooplein.

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