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Nuevos instrumentos para facilitar la inversión a largo plazo

Las jornadas de pensiones organizadas por Cinco Días e Ibercaja ponen de manifiesto cómo el nuevo tablero mundial toca a la economía europea y española

Hace casi exactamente un año que se presentaba en España el informe, avalado por la Comisión Europea y el Tesoro, respaldado también por la CNMV y la Bolsa, que contenía la hoja de ruta necesaria para fomentar el desarrollo de la inversión en los mercados españoles. Una necesidad que otra era podría sonar a demanda de financiero es hoy un ser o no ser para Europa, como apuntaron los informes Letta y Draghi. La UE no tiene ni la energía barata de Rusia ni los productos baratos de China ni la defensa (barata) de Estados Unidos. La geopolítica ha dado la vuelta a las premisas con las que han trabajado las empresas y los países europeos, ante lo cual la única alternativa es adaptarse y avanzar por nuestros propios medios. Las jornadas de pensiones que este periódico celebra (de la mano de Ibercaja) desde hace más de una década pusieron ayer de manifiesto cómo el nuevo tablero mundial toca a la economía europea y española, que antes de todo eso ya afrontaba el reto, no menor, de mantener las prestaciones de jubilación con el viento de la aritmética demográfica en contra.

Algo se ha avanzado en el último año. España ha presentado, junto a otros países europeos, el proyecto de etiqueta de ahorros europea, una idea inspirada a su vez en la propuesta estrella de la OCDE: una cuenta de valores que simplifica la inversión al unificar el tratamiento fiscal de los distintos instrumentos. Además, el mecanismo sueco incentiva la inversión en renta variable, puesto que grava el patrimonio, no su rentabilidad. Las masivas inversiones que necesita Europa para financiar el triple reto climático, digital y geopolítico precisan de unos mercados financieros operativos; no se puede fiar solo al préstamo bancario.

En paralelo, el sector también espera que Bruselas incentive a los Estados a impulsar la adscripción por defecto a los planes de pensiones de empresa. Este pilar del sistema era la gran apuesta del Gobierno para reforzar la sostenibilidad de las pensiones (en lugar de los planes individuales) pero que no ha dado los resultados esperados. El fomento de la inversión (más allá de los depósitos y el ladrillo) y los retoques en los sistemas de pensiones para fomentar los productos de empleo son elementos que tienen potencial para atacar estos dos objetivos complementarios: que los futuros jubilados tengan mejores pensiones sin que ello sea a costa de las generaciones más jóvenes y que las altas tasas de ahorro de los europeos ayuden a cubrir las necesidades de inversión del continente.

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