La inteligencia artificial reducirá el valor de las empresas de ‘software’
Herramientas como las de Adobe pueden perder mercado en beneficio de las IA de Alphabet u OpenAI
El inversor de capital riesgo Marc Andreessen afirmó en un famoso ensayo de 2011 que el software se estaba comiendo el mundo. 14 años después, los disruptores de ayer corren ahora el riesgo de ser consumidos ellos mismos. Es posible que las valoraciones bursátiles no reflejen plenamente el posible daño que ...
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El inversor de capital riesgo Marc Andreessen afirmó en un famoso ensayo de 2011 que el software se estaba comiendo el mundo. 14 años después, los disruptores de ayer corren ahora el riesgo de ser consumidos ellos mismos. Es posible que las valoraciones bursátiles no reflejen plenamente el posible daño que la inteligencia artificial podría causar a las empresas de software como servicio (SaaS).
Estos grupos suelen vender productos de suscripción basados en la nube a clientes corporativos. El banco de inversión boutique Software Equity Group mantiene el índice SEG SaaS. Entre sus más de 100 componentes se encuentran Salesforce, con un valor de 236.000 millones de dólares (203.000 millones de euros), y que ayuda a las empresas a gestionar sus relaciones con los clientes, y Adobe, con un valor de 150.000 millones (129.000 millones), y que vende herramientas para empresas de comercio electrónico, profesionales del marketing y creativos. A lo largo de los años, los inversores se han visto atraídos por la atractiva combinación de ingresos recurrentes y rápido crecimiento de esta cohorte, lo que llevó las valoraciones a niveles máximos en el auge de 2021.
Sin embargo, desde entonces el crecimiento se ha ralentizado. Según nuestro análisis de los datos de LSEG disponibles para 73 de las empresas, los componentes actuales del índice SEG SaaS aumentaron sus ingresos en más de un 20% en 2021 y 2022. El crecimiento medio se reducirá al 9% este año, según las previsiones de los analistas. El impulso que supuso la pandemia para el gasto en software empresarial ha resultado efímero.
El nuevo riesgo que se vislumbra en el horizonte es la inteligencia artificial. Las start-ups, armadas con grandes modelos lingüísticos que producen código informático de forma instantánea, pueden, en teoría, crear herramientas más baratas, rápidas y especializadas. Esto ofrece a los clientes más opciones y motivos para retrasar la firma de contratos con los actores tradicionales del SaaS. El espectro de la muerte del software, con la IA como asesina, acecha los mercados. La semana pasada, una caída del 30% en las acciones de Monday.com, una empresa de 9.000 millones de dólares (8.000 millones de euros) que vende herramientas de gestión de proyectos, provocó una amplia venta de acciones de de software que se extendió a Europa.
Incluso algunos de los nombres más importantes pueden estar en peligro. Tomemos como ejemplo Adobe. Los analistas de Melius Research estiman que las herramientas de producción de vídeo de Alphabet y OpenAI podrían competir con el software del grupo con sede en San José que ayuda a los profesionales del marketing a crear campañas, lo que dificultaría la defensa o el crecimiento de su cuota de mercado.
Los operadores tradicionales de SaaS siguen teniendo ventajas. Por ejemplo, pueden integrar la IA en sus sistemas existentes para adelantarse a los nuevos operadores. Pero esto también tiene un inconveniente. La nueva ola de IA parece estar provocando un alejamiento de los contratos típicos de SaaS basados en el número de usuarios o “puestos”. Empresas como Salesforce están introduciendo precios basados en el uso, como los Flex Credits, que también ofrecen algunas start-ups. Esto se aleja del modelo de contrato SaaS tradicionalmente predecible y tan apreciado por los inversores, lo que podría dar paso a una era más volátil.
Las valoraciones aún no han asimilado del todo la amenaza de la IA. El múltiplo de ingresos futuros mediano del índice SEG SaaS es de 4,3, mientras que el medio es de 5,3. Ambos están muy por debajo del máximo alcanzado durante la pandemia, pero prácticamente no han variado desde el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022. En otras palabras, lo peor aún está por llegar.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías