Las claves: el urbanismo a varias décadas vista debe estar listo para cambiar el guion
Las películas enseñan que proyectos como Madrid Nuevo Norte tendrán que ser flexibles
En las películas futuristas de hace unas décadas, como Blade Runner, las ciudades se solían parecer bastante a las que ya existían, con una novedad principal: los coches voladores (que están desarrollándose, pero no parece que vayan a ser algo masivo). Aunque las telecomunicaciones ya prometían ser extraordinariamente modernas, no parecía que la gente estuviera encerrada en casa teletrabajando, quizá porque quienes viven en ciudades lo hace precisamente para encontrarse con otra gente (y si no, vivirían en medio del campo). Ahora que el futuro ya ha llegado (Blade Runner está ambientada en 2019), podemos decir que las predicciones suelen quedarse cortas en algunos aspectos, y largas en otros. De ahí que el proyecto Madrid Nuevo Norte, que prevé ejecutarse en un plazo de 25 años, provoque tantas dudas entre los expertos sobre si podrá adaptarse a los cambios sociales y económicos que se vayan produciendo hasta entonces. Los promotores aseguran que el plan es que se haga por fases para permitir, precisamente, cambiar el guion de la película.
Demasiadas categorías socioeconómicas entre los trabajadores
En un país con una tasa de paro tan elevada, en particular entre los jóvenes, resulta paradójico que las empresas de sectores como la hostelería y la construcción se quejen de falta de oferta de mano de obra, y que las vacantes acaben cubriéndolas personas procedentes de otros países. La cuestión quizá sea hasta qué punto muchos jovenes parados necesitan ingresos, o si tienen un colchón familiar (quizás de las mismas pensiones que ellos difícilmente llegarán a disfrutar) que les permite abstenerse de empleos duros y mal pagados. La cuestión es hasta qué punto se han creado demasiadas categorías socioeconómicas entre los trabajadores.
La entrada de Turkish puede ser un final feliz para el culebrón de Air Europa
El culebrón de Air Europa añade un nuevo capítulo, que podría ser un final feliz, con la pretendida entrada en el capital de Turkish Airlines, todo un gigante de la aviación que aspira a quedarse con un 27%, aprobación del Gobierno mediante, además del visto bueno de los antimonopolio europeos. La operación, a priori, es ventajosa para todas las partes implicadas, más allá de las cuestiones políticas, siempre delicadas. Air Europa refuerza su capacidad industrial y financiera con un socio potente; Turkish gana una importante plataforma para orientarse hacia América; el Gobierno verá más cerca la devolución de los créditos de la SEPI; para IAG, es una opción menos mala que Lufthansa o Air France, competidores más directos; y el consumidor puede ver ampliadas sus opciones.
La frase del día
La combinación de la deuda pública y el aumento de los costes del crédito está creando enormes incentivos políticos para que los Gobiernos de todo el mundo presionen a los bancos centrales para que bajen los tipos. Hemos entrado en una nueva era de primacía presupuestariaKenneth Rogoff, profesor de Harvard y ex economista jefe del FMI
Para entender las guerras y las paces, suele ser útil seguir la pista de lo material
Las guerras plantean paradojas incomprensibles para el común. Una tubería siguió transportando gas ruso a Europa a través de Ucrania hasta diciembre; y otra canalizaba petróleo en el mismo sentido hasta este martes, cuando drones ucranios atacaron el oleoducto... en territorio ruso, eso sí. Ucrania está obligada por contrato a proteger el transporte en su superficie, pero ¿en la de su enemigo? El petróleo, por cierto, iba a Hungría y Eslovaquia, dos de los países de la UE que no terminan de romper con Rusia, quizá porque dependen particularmente de su suministro energético. Al final, aunque unos y otros hagan grandes discursos sobre la paz, los valores democráticos o de la tradición occidental, suele ser útil seguir, simplemente, la pista del dinero o de los aspectos materiales en general.