Ir al contenido

Los bancos españoles, actores clave en el proceso de consolidación europea

Desde el punto de vista de los inversores en crédito, el proceso es, en general, positivo

La banca española está consolidando en 2025 los buenos resultados del último ejercicio, en un contexto de tipos a la baja y fortaleza macroeconómica relativa. En este contexto, mantiene una rentabilidad sobre recursos propios (ROE) en niveles no vistos desde antes de la crisis financiera. Aunque la bajada de tipos prevista podría reducir el margen de intereses, el impacto se estima limitado gracias a una gestión activa de coberturas que ha protegido los ingresos de las entidades.

Esta situación se ve reforzada por una posición macroeconómica favorable. Según la actualización de abril d...

Para seguir leyendo este artículo de Cinco Días necesitas una suscripción Premium de EL PAÍS

La banca española está consolidando en 2025 los buenos resultados del último ejercicio, en un contexto de tipos a la baja y fortaleza macroeconómica relativa. En este contexto, mantiene una rentabilidad sobre recursos propios (ROE) en niveles no vistos desde antes de la crisis financiera. Aunque la bajada de tipos prevista podría reducir el margen de intereses, el impacto se estima limitado gracias a una gestión activa de coberturas que ha protegido los ingresos de las entidades.

Esta situación se ve reforzada por una posición macroeconómica favorable. Según la actualización de abril del FMI, España es la única gran economía que ha revisado al alza su previsión de crecimiento, con un avance esperado del PIB real del 2,5% en 2025, muy por encima del 0,8% proyectado para la eurozona. Esta mayor resiliencia, junto con unos diferenciales bancarios en mínimos históricos, el desapalancamiento del sector privado y una limitada exposición comercial a EE UU, configura un entorno propicio para el crecimiento del crédito y de los volúmenes de negocio bancario.

En lo que va de año, las seis grandes entidades financieras españolas han registrado un aumento medio cercano al 50% en su cotización bursátil. Este repunte refleja la confianza del mercado en la mejora de su rentabilidad, la eficiencia operativa y la capacidad de generación de beneficios. Las retribuciones al accionista, tanto en forma de dividendos como de recompras de acciones, se han mantenido en niveles elevados, contribuyendo a consolidar la fortaleza del sector.

A nivel de solvencia, el sector presenta una situación cómoda, con ratios de capital CET1 y de apalancamiento ampliamente por encima de los mínimos regulatorios. El colchón medio de capital respecto a los requisitos del Banco Central Europeo (BCE) supera los 400 puntos básicos. Además, el Banco de España ha destacado recientemente en su Informe de estabilidad financiera la elevada resiliencia de las entidades ante escenarios adversos, una solidez que se explica en parte por un crecimiento prudente del crédito, que modera el consumo de capital.

En paralelo, la calidad de los activos sigue mejorando. La tasa de morosidad (NPL) se mantiene en torno al 3,1%, y la proporción de préstamos en fase 2 –indicador adelantado de tensiones de pago– continúa descendiendo. Esta tendencia positiva afecta tanto a hogares como a empresas, favorecida por la retirada progresiva de las garantías ICO vinculadas a la covid. Además, la exposición de las entidades a eventos extraordinarios recientes, como las inundaciones en la Comunidad Valenciana, ha sido limitada, lo que apunta a un escenario de provisiones futuras manejable.

Otro factor estructural que refuerza la posición del sistema financiero español es la mejora sostenida de la ratio préstamos/depósitos (LTD), que se mantiene en niveles reducidos frente a los de la pasada década. Este descenso ha estado impulsado principalmente por el aumento de los depósitos, y no por una contracción del crédito, lo que refleja un equilibrio más sano en la financiación del sistema.

BBVA–Sabadell

La consolidación del sector bancario español también sigue avanzando. Los cinco principales bancos concentran el 70% del mercado, tras una década de integraciones que ha reducido el número de grandes entidades bajo supervisión directa del BCE de 55 a solo 10. Aunque tanto la Comisión Europea como el propio BCE respaldan este proceso como herramienta para avanzar en la Unión Bancaria, sigue habiendo cierta resistencia por parte de Gobiernos y sindicatos, especialmente ante las implicaciones laborales y de competencia de las grandes fusiones.

Un ejemplo paradigmático es la operación en curso entre el BBVA y el Banco Sabadell. Pese a la oposición inicial del Gobierno, que ha condicionado su aprobación a ciertos requisitos que retrasarían una integración plena durante al menos tres años, el BBVA ha optado por mantener su apuesta estratégica y seguir adelante. La oferta de adquisición lanzada inicialmente en mayo de 2024 fue reformulada como canje de acciones y presentada directamente a los accionistas, y ah recibido ya la aprobación del BCE y de la CNMC, con medidas de protección al consumidor.

Por su parte, el Sabadell ha reforzado su posición de manera activa, con la reciente venta de su filial británica TSB al Banco Santander por unos 3.000 millones de euros. Esta transacción le permitirá generar plusvalías significativas y liberar capital (se estima un impacto de entre 200 y 300 puntos básicos), facilitando además el reparto de un dividendo extraordinario de hasta 0,50 euros por acción, por un importe total de hasta 2.570 millones.

Desde el punto de vista de los inversores en crédito, la consolidación bancaria es, en general, positiva, especialmente en un mercado europeo aún fragmentado. No obstante, es fundamental que estas operaciones generen capital y no presionen las ratios de solvencia a corto o medio plazo. Factores como los plazos de ejecución, la claridad sobre las sinergias esperadas o los cambios en la estructura de financiación deben ser cuidadosamente evaluados. Una integración prolongada y sin una estrategia financiera definida puede traducirse en incertidumbre sobre los diferenciales de crédito y afectar a la estabilidad de la entidad adquirente.

A escala europea, la necesidad de eficiencia sigue siendo un motor de transformación. Muchas entidades medianas y pequeñas continúan enfrentando costes regulatorios y tecnológicos crecientes. En este escenario, las fusiones pueden actuar como una palanca para crear grupos más grandes, eficientes y resilientes, capaces de competir a escala internacional. España, por su parte, está bien posicionada para jugar un papel protagonista en este proceso, siempre que se mantenga el equilibrio entre escala, eficiencia y solidez financiera.

Luca Evangelisti y Paridhi Garg son gestores de crédito del equipo de renta fija de Júpiter AM

Más información

Archivado En