Las claves del día: Hacienda y el amigo que pide un ‘bizum’ nada más salir del bar

La Agencia Tributaria permitirá pagar la declaración de la renta con la aplicación de pagos instantáneos

María Jesús Montero, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, y Félix Bolaños, ministro de Presidencia y Justicia.Samuel Sánchez

La irrupción de la aplicación de pagos instantáneos Bizum fue toda una revolución social. La posibilidad de pedir un pago rápido después de unas cañas, en lugar de tener que esperar a que aquel amigo que casualmente nunca tenía cambio saldase su deuda, posibilitó una tregua en las cuadrillas. Pero también creó un monstruo: el cobrador instantáneo, que apenas dos pasos fuera del bar ya te había mandado solicitud de reembolso por la aplicación. Hacienda, el cobrador por excelencia, ha sabido ver el potencial de esta herramienta y la incorporará para el pago de la declaración de la renta. Para la devolución, sin embargo, no han dicho si se implantará, porque como bien sabe el ciudadano medio, las cosas de palacio van despacio.

Tampoco parece que las energéticas vayan a poder pagar el impuesto ex-extraordinario sobre sus beneficios a través de Bizum y, de hecho, Hacienda trabaja ya en un rediseño del tributo para evitar los litigios que puedan plantear las empresas en contra de la tasa. Donde no evitarán la litigiosidad, como aquel amigo al salir del bar con el móvil en ristre, será en la reclamación del pago. Y, cuanto más rápido, mejor.

Banca Progretto y una oferta que nadie podía rechazar

Banca Progretto es una entidad que se popularizó en los últimos años por ofrecer depósitos a intereses muy altos, de hasta el 4%. En España especialmente, dada la poca gana de sus entidades nacionales en remunerar los depósitos en tiempos de tipos de interés al alza. Ahora, el banco italiano ha caído en desgracia, y se encuentra intervenido porque carias empresas gestionadas indirectamente por la ‘Ndrangheta —la organización mafiosa más poderosa de Italia— recibieron préstamos por hasta 10 millones de euros respaldados por el Estado a través de esta entidad. Les hicieron, como diría Vito Corleone, una oferta que no podían rechazar.

Alemania o el peligro de poner demasiados huevos en un solo cesto

Alemania atraviesa tiempos convulsos, gracias principalmente al poco dinamismo de la industria, su joya de la corona. El fin del barato gas ruso que regaba sus fábricas y la caída de la actividad de China, que compraba lo que de ellas salía, tiene a Berlín en un aprieto. La situación del país germano, primera economía del euro (y antaño su motor), es muy reveladora de la importancia de tener visión largoplacista en lo que a economía se refiere: si bien hay eventos que no se pueden predecir (si la invasión de Ucrania puede entenderse como tal) lo suyo es no caer en la autocomplacencia, y aprovechar las vacas gordas para invertir en el tejido productivo y diversificar (por ejemplo, en el turismo). Alemania no lo ha hecho, lo que no significa que sus socios sí, pero ahora lo paga más caro. Es el mercado, amigo.

La frase

Siempre he sido prorrepublicanos, pero muchas de las declaraciones de Trump me dejan perpleja. Mi padre era un verdadero liberal, mientras que las ideas de Trump están basadas en muchos ismos: nacionalismo, extremismo, proteccionismo, aislacionismo


Marina Berlusconi, presidenta de Fininvest y Mondadori

La virtualización de las relaciones humanas va más allá de la IA

El argumento recuerda a la película Her, pero el final es trágico. Un adolescente de Orlando (EE UU) se ha suicidado tras enamorarse de una inteligencia artificial que interpretaba un personaje de Juego de tronos. La máquina le daba conversación, tan realista que el chico fue enganchándose más y más a la relación, puramente imaginaria. La familia ha demandado –como se suele hacer en EE UU– a la empresa, CharacterAI.

Este caso puede servir de ejemplo extremo de una práctica ya casi universal, la de mantener en el mundo virtual las relaciones humanas, sea por Whatsapp o por redes aún más impersonales, como X o Instagram. Podemos echarle la culpa a lo bien que venden su producto Elon Musk o Mark Zuckerberg, o bien plantearnos si queremos vivir así.

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