Las claves: un ‘inesperado’ lastre para el comercio global, y los parches sucesivos de los políticos

La OMC advierte del descenso de ventas al exterior en el Viejo Continente

Un carguero sale del puerto de Rotterdam, Países Bajos.Remko de Waal (EFE)

“Europa está actuando como un lastre” para la recuperación global del intercambio de bienes, señalan desde la Organización Mundial del Comercio (OMC). Quién iba a decir que un continente atrapado en una espiral de bajo crecimiento, altos costes energéticos y una demanda interna deprimida iba a frenar el comercio global. Dos de los mayores pesos de este lastre, apuntan desde la OMC, son la industria química y la automotriz.

Casualmente, ambas son dos de las principales industrias del que fuera el motor económico del Viejo Continente, Alemania, que ahora pugna por un título algo menor: el del hombre enfermo de Europa. No es fácil mantener el nivel cuando el abundante (y barato) gas ruso ya no riega las fábricas, ni cuando China no solo ya no compra como antes. Con tanto interés cruzado, como para no votar a favor de los aranceles. Bien haría la Comisión Europea en ir pidiendo un informe a Mario Draghi, e ir concertando alguna reunión preliminar para estudiar la creación de un equipo de trabajo que plante las bases para la elaboración de una nueva norma que solucione este tinglado.

Los inversores no acaban de creerse los caramelos de Pekín

La gráfica de la Bolsa china es como una montaña rusa en los últimos días: sube vertiginosamente y al día siguiente se desinfla, para recuperarse al otro, y hundirse después. La explicación de este fenómeno es que los inversores se creen a medias a Pekín, y si bien reciben con entusiasmo algunos de los anuncios del Ejecutivo para dopar la Bolsa, su optimismo dura más bien poco. Eso, o que tienen apego evitativo. También ayuda que hayan vuelto al parqué pequeños inversores que, visto el estado de su ladrillo, deciden sacar la aplicación de inversión y meterle unos yuanes a la Bolsa.

Los políticos ponen parche tras parche para que parezca que dan, y no que quitan

El Gobierno y la oposición portugueses quieren reducir drásticamente los impuestos para los jóvenes menores de 35 años (y no para los jóvenes mayores de esa edad), en contra de la opinión del FMI, que cree que su coste es alto y además plantea dudas sobre su equidad. Los países, en realidad, no suelen hacer mucho caso al organismo multilateral, que también es muy crítico con la excesiva generosidad de las pensiones. Los políticos, pendientes de las elecciones de turno, ponen parche tras parche para que parezca que dan y no que quitan: en vez de recortar las jubilaciones, reducen los impuestos a los jóvenes, aunque esto, a su vez, reduce los ingresos del erario, y por tanto, la capacidad del Estado para invertir.

El Gobierno [francés] está destacando que se subirán los impuestos a los más ricos y a las grandes empresas, cuando eso será limitado y temporal
Olivier Faure, primer secretario del Partido Socialista francés

Llegan los robotaxis de Tesla, con el dudoso precedente del sistema Autopilot

El recién ganador del Nobel de Física George Hinton, uno de los pioneros de la inteligencia artificial, cree que hay un 50% de posibilidades de que la cosa salga mal; en concreto, que el taxi autónomo no tenga accidentes graves. Los humanos llevamos tiempo entrenando a estas máquinas con los captcha que resolvemos en internet, marcando dónde se ve un semáforo, una bicicleta o un autobús.

Tesla presentó ayer su robotaxi en un estudio de Hollywood, porque no tiene permiso para hacerlo en el mundo real. La gran tasa de accidentes mortales de los Tesla que usan el sistema semiautomático Autopilot no es un buen precedente. Se suele criticar mucho a Elon Musk por su verborrea y sus opiniones políticas, pero quizá haya que poner más énfasis en sus aventuras automovilísticas.

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