Del debate con sustancia de candidatos a vicepresidente a la estrategia para ganar

Al no perder tiempo insultándose, Vance y Walz aportan más luz a los votantes que sus propios jefes

J. D. Vance (izquierda) y Tim Walz, el martes en el debate de candidatos a vicepresidente, celebrado en Nueva York.SARAH YENESEL (EFE)

J. D. Vance ganó el debate con un 42%, frente a Tim Walz, con el 41%. Un 17% dijo empate. Son resultados de la encuesta flash realizada por CBS con YouGov, durante el debate de candidatos a vicepresidente de Estados Unidos del martes, entre los que lo vieron. CNN ofreció resultados similares en su instant poll, añadiendo matices importantes, como que ambos aspirantes aumentaron fuertemente sus índices de preferencia: “Vance ha superado la prueba de rehabilitación necesaria para mejorar su imagen”, dijo Dana Bash, de CNN. En 19 puntos mejoró Vance la simpatía que le tienen los norteameri...

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J. D. Vance ganó el debate con un 42%, frente a Tim Walz, con el 41%. Un 17% dijo empate. Son resultados de la encuesta flash realizada por CBS con YouGov, durante el debate de candidatos a vicepresidente de Estados Unidos del martes, entre los que lo vieron. CNN ofreció resultados similares en su instant poll, añadiendo matices importantes, como que ambos aspirantes aumentaron fuertemente sus índices de preferencia: “Vance ha superado la prueba de rehabilitación necesaria para mejorar su imagen”, dijo Dana Bash, de CNN. En 19 puntos mejoró Vance la simpatía que le tienen los norteamericanos. Y, Vance y Walz aumentaron la confianza que inspiran como potenciales presidentes si, ganando Trump o Harris las elecciones, respectivamente, tuvieren que asumir el poder.

Las grandes cadenas de televisión (ABC, NBC, CBS, CNN y FOX) hicieron una lectura positiva del debate y, bien otorgaron pírrica victoria a Vance, o declararon empate: victoria para ambos. ¿Por qué? El debate fue educado, sin ataques personales. Vance y Walz fueron respetuosos el uno con el otro. Incluso, ambos reconocieron puntos en común en cuestiones esenciales como sanidad, inmigración, economía y la salud reproductiva de las mujeres.

Tan solo al final del debate, hubo motivo fuerte de discordia cuando Vance no respondió a Walz si estaba de acuerdo con Trump en su afirmación de que ganó las elecciones en 2020. Pero, incluso en este punto, hubo respeto mutuo. Los comentaristas de CBS y CNN, por ejemplo, destacaron el cordial saludo inicial, con un apretón de manos. Y, cómo, al finalizar el debate, los candidatos y sus esposas se saludaron y charlaron cordialmente. Respecto a las formas, este debate fue aire fresco para una campaña viciada por la polarización.

Y la sustancia. La prensa seria (Wall Street Journal, The Washington Post, The New York Times) destacó que, por primera vez en 5 décadas, ha habido un profundo intercambio de propuestas políticas. Esto, no hizo aburrido el debate, sino francamente interesante, al menos desde la perspectiva de ambas campañas electorales, medios de comunicación, analistas y expertos.

Ambos candidatos mostraron su apoyo al derecho de Israel a defenderse. Fue la primera cuestión del debate. Horas antes, Irán había lanzado 180 misiles contra objetivos militares de Israel, la mayor parte de los cuales fueron interceptados. Israel tiene abiertos, al menos, cuatro frentes bélicos en Oriente Próximo: con Hamás en Gaza, con Hezbolá en Líbano, con hutíes en Yemen y, ahora, directamente con Irán. Es un peligroso polvorín que nadie en su sano juicio debería querer que estallase.

Los países suníes de la región (Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Jordania, entre otros) callan, a pesar de su sempiterna simpatía con la causa palestina. Pero Israel está haciendo la guerra a sus enemigos chiíes: el enemigo de mis enemigos es mi amigo. Esto solo aumenta la peligrosidad del conflicto y que se haga mayor. Siria, el régimen de Bachar el Asad (en el poder, aún a pesar de la guerra civil que estalló en 2011 y de los conflictos armados con ISIS y Al Qaeda) está apoyado por Rusia y, por ende, China, Irán y Corea del Norte. Irán, a su vez, tiene el apoyo de todos estos.

La pregunta de las periodistas moderadoras de CBS a Walz y Vance era pertinente: si apoyarían la involucración militar de EE UU a favor de Israel. Ninguno de los candidatos respondió directamente. Ya lo había hecho horas antes Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional del presidente Joe Biden. Estados Unidos tiene 40.000 tropas en la zona (la mayor parte han llegado en los últimos doce meses) y se coordina con Israel en su defensa. La mayoría de los misiles iraníes fueron interceptados por buques norteamericanos.

El resto del debate se centró en cuestiones nacionales, que importan mucho a los estadounidenses: economía, inflación, reindustrialización, cambio climático, aborto, democracia. Vance y Walz aportaron más luz a los votantes que sus propios jefes. Al no perder tiempo insultándose, pudieron centrarse en explicar y contrastar sus propuestas. Más bien, las de Trump y Harris.

Los candidatos a vicepresidente acudieron al debate con dos objetivos: defender a su jefe y denigrar al jefe contrario. Y ambos lo hicieron muy bien, al decir de los encuestados republicanos y demócratas. En el caso de Vance, obtuvo laudes de congresistas demócratas, según Jake Tapper, de CNN. En cambio, Walz recogió críticas de la izquierda moderada y del centro (CNN, Washington Post, NYT y CBS) porque su actuación en el debate podía haber sido mucho mejor. Los analistas de estos medios de comunicación echaron en cara a la campaña demócrata que Walz (y Harris) no se hayan batido el cobre mucho más, en entrevistas y ruedas de prensa, como sí han hecho Vance y Trump. Tan solo MSNBC, con Rachel Maddow, otorgó una aplastante victoria de Walz sin datos y sin encuestas, sino basándose en la ideología.

¿Aportará este debate a la carrera electoral? En estas elecciones, sí. Todas las encuestas muestran un empate técnico entre los candidatos. Esto significa que, supere Trump o Harris a su contrincante en un 2%, como dicen las encuestas, es un resultado que está dentro del margen de error. Y, en cualquier caso, el colegio electoral decide el resultado final y no el voto popular. La carrera es tan apretada, que cualquier factor que afecte positiva o negativamente al resultado final importa mucho.

La estrategia electoral de ambas campañas cogerá velocidad e intensidad desde este debate. Queda muy poco para que se celebren las elecciones.

Jorge Díaz Cardiel es socio director Advice Strategic Consultants, autor de ‘El New Deal de Biden-Harris’



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