Las claves: los exagerados rumores sobre el fin del vehículo privado, y una mala práctica extendida en la educación

Los analistas dan recorrido a los valores de las automovilísticas, pese a las dificultades de la transición energética

Uno de los autobuses que presta servicio en el barrio de Torre Baró, Barcelona.Gianluca Battista

La frase de Pedro Sánchez “más transporte público y menos Lamborghini” ha venido seguida esta semana por una campaña del Ministerio de Transportes en esa línea, con mención explícita a los Lambo, y dirigida a los jóvenes: seguro que no hay muchos en la disyuntiva de elegir entre un coche de lujo y coger el metro. La labor gubernamental es difícil, porque, al tiempo, el Ministerio de Industria pretende que la gente compre vehículos eléctricos, que no son precisamente baratos, a pesar de las ayudas, y ...

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La frase de Pedro Sánchez “más transporte público y menos Lamborghini” ha venido seguida esta semana por una campaña del Ministerio de Transportes en esa línea, con mención explícita a los Lambo, y dirigida a los jóvenes: seguro que no hay muchos en la disyuntiva de elegir entre un coche de lujo y coger el metro. La labor gubernamental es difícil, porque, al tiempo, el Ministerio de Industria pretende que la gente compre vehículos eléctricos, que no son precisamente baratos, a pesar de las ayudas, y el propio Sánchez se pone euroescéptico al enfrentarse a Bruselas por los aranceles a los modelos chinos, cuyo objetivo es proteger a las empresas y el empleo europeos... aunque las propias compañías no están muy de acuerdo, porque temen las represalias de Pekín. La transición ecológica no será sencilla, y el sector lo está notando en Bolsa, con una caída del 14% en lo que va de año. Con todo, los analistas ven recorrido al alza a los valores automovilísticos, en particular Stellantis, Mercedes y Renault. Mucho, muchísimo, tendrá que mejorar el transporte público para que una notable cantidad de ciudadanos no siga prefiriendo el vehículo privado.

Despidos vacacionales, una mala práctica extendida en la educación

El sector educativo sigue siendo terreno abonado para que las empresas privadas y la Administración despidan a los profesionales en verano, para evitar pagarles las vacaciones. Los sindicatos denuncian que se practica en algunas comunidades autónomas y en los centros privados, donde se está aprovechando la figura del fijo discontinuo para continuar con los despidos; en los concertados, la situación ha mejorado, valoran desde UGT.

Cambian las legislaciones, pero se siguen encontrando grietas para ahorrarse un par de nóminas. De eso se resiente el propio erario, que acaba teniendo que pagar el subsidio de desempleo en el intermedio.

Los bloques geopolíticos se resisten a la avasalladora globalización

Los bloques geopolíticos están empeñados en frenar la –en apariencia– inevitable globalización provocada por la popularización de los viajes y de las comunicaciones a través de internet. Los chinos, por ejemplo, tienen problemas serios (cuando no totales) para usar aplicaciones occidentales como Whatsapp. Y a los Gobiernos de EE UU y Europa no les hacen mucha gracia programas como TikTok. Esa guerra se traslada a los aranceles sobre las importaciones, que acaban encareciendo los productos para los consumidores de todos los bloques. Se supone que los políticos están protegiendo la seguridad militar y, sí, económica de sus respectivos países, pero ese beneficio teórico es mucho menos tangible que la inflación que sufren los ciudadanos en el bolsillo.

La frase del día

“Elon Musk solo defiende la libertad de expresión cuando le interesa comercialmente. Ha tenido más posturas sobre el asunto que el Kama Sutra”

Bill Shorten, ministro del Régimen Nacional del Seguro de Invalidez de Australia

La mejor forma de comprobar la fragilidad del éxito: perderlo todo

En general, es mejor deber varios miles de millones que solo unos pocos miles: acumular una deuda tan alta solo está al alcance de aquellos que alguna vez fueron inmensamente ricos, y que pueden volver a serlo si juegan bien sus cartas, ya sean laborales o inversoras. Es el caso del actor Nicolas Cage, que se arruinó con el ladrillo, pero que salió a flote gracias a su estajanovista dedicación a las películas de mediana categoría. Otros, como Eike Batista, que llegó a ser el brasileño más rico, lo perdió todo, y ahora es coach de emprendimiento, compartiendo seguramente su experiencia sobre lo frágil que es el éxito. Lo comprobó Mozart, que además no supo adaptarse a la caída de sus ingresos y murió arruinado, asolado por las deudas.

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