El camino de Telegram hacia la rentabilidad parece dudoso

Pavel Durov, el problemático CEO de la aplicación, dirige una empresa deficitaria

Logo de Telegram en la pantalla de un teléfono móvil.Dado Ruvic (REUTERS)

Pavel Durov tiene algunos problemas fiscales. Por un lado, el fundador de la aplicación de mensajería Telegram no puede salir de Francia después de que la fiscalía nacional le acusara de permitir que su plataforma se utilizara para el blanqueo de dinero y material de abusos sexuales a menores. En comparación, la cuestión de cómo puede ganar dinero su empresa puede parecer insignificante, pero podría decirse que es igual de ...

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Pavel Durov tiene algunos problemas fiscales. Por un lado, el fundador de la aplicación de mensajería Telegram no puede salir de Francia después de que la fiscalía nacional le acusara de permitir que su plataforma se utilizara para el blanqueo de dinero y material de abusos sexuales a menores. En comparación, la cuestión de cómo puede ganar dinero su empresa puede parecer insignificante, pero podría decirse que es igual de peliaguda.

Antes de su aprieto legal, el principal reto de Durov era preparar la empresa de la que es propietario absoluto para una oferta pública inicial o una venta a las grandes tecnológicas. Telegram generó en 2023 unos ingresos de 342 millones de dólares, según el Financial Times. Dividido por una estimación de 850 millones de usuarios activos mensuales para el mismo periodo, eso equivale a unos ingresos por usuario de 40 céntimos. Sin embargo, Durov también dijo a principios de este año que sus costes medios por usuario eran inferiores a 70 céntimos, lo que implica que actualmente pierde 30 céntimos por cada cliente de Telegram.

La solución más sencilla sería hacer pivotar Telegram hacia un modelo de negocio más parecido al de Facebook. La red social, propiedad de Meta Platforms, obtiene la mayor parte de sus ingresos de la publicidad. Al igual que los Grupos de Facebook, los canales públicos de Telegram creados por los usuarios pueden albergar un número ilimitado de ellos. En teoría, Durov podría cobrar a los anunciantes por mostrar sus anuncios a un grupo específico de usuarios de Telegram.

Pero esto saldría caro. Los Gobiernos de todo el mundo están presionando a rivales de Telegram en redes sociales como X, de Elon Musk, para que moderen el contenido. Eso es costoso: Meta contrató a 40.000 empleados y ha gastado 20.000 millones de dólares desde 2016 para cuidar la seguridad de la plataforma, afirma un portavoz de Meta. Ese gasto anual de 2.500 millones de dólares equivale a 0,83 dólares por usuario activo mensual, según los cálculos de Breakingviews que asumen casi 3.000 millones de clientes de Facebook. El coste extra de moderación triplicaría las pérdidas de Telegram por usuario hasta 1,13 dólares, o 1.000 millones en total.

En cualquier caso, la imitación de Facebook es complicada: es poco probable que los anunciantes acudan en masa a una plataforma con contenidos ilícitos. De ahí que una alternativa sea comercializar Telegram como algo más parecido al servicio de mensajería WhatsApp de Meta. Telegram se diferencia de WhatsApp porque actualmente no activa automáticamente el cifrado de extremo a extremo, que garantiza que los mensajes solo sean leídos por el remitente y el destinatario. Pero cambiar a un servicio puramente de mensajería y limitar el número de usuarios en sus canales podría permitir a Durov eludir los costes de moderación de contenidos al estilo de Facebook.

Por desgracia, este tipo de modelo de negocio es muy difícil de rentabilizar. A pesar de poseerlo desde hace una década y de generar miles de millones de ingresos a través de los anuncios de Facebook e Instagram que hacen clic en WhatsApp, a Meta le ha costado más generar ingresos a través de la mensajería: solo recientemente ha conseguido 1.000 millones de dólares por esta vía. Con más de 2.000 millones de dólares en bonos que vencen en 2026, Telegram necesita hacer algo. Solo que no está del todo claro qué.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Pierre Lomba Leblanc, es responsabilidad de CincoDías.

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