Un IPC balsámico en EE UU; dudas en Europa

Los precios del mercado mayorista del gas muestran que todavía no puede darse la batalla por ganada

Una dependienta coloca el género en una tienda del centro de Santiago de Compostela.ÓSCAR CORRAL

Están las economías en uno de esos puntos de inflexión donde acertar en las apuestas no es fácil ni siquiera con información privilegiada. El IPC de Estados Unidos de agosto es una de las citas clave del mes (junto con la reunión de Jackson Hole y el dato de empleo que se publicará ya en septiembre) de cara a las perspectivas de tipos. La escasa reacción de la Bolsa puede sorprender a priori, pero es, en realidad, el mejor resumen de la situación actual. La contención de los precios no ha sido tan abultada como para que el mercado tema una recesión. Pero los precios se han mitigado, lo cual hace posible que lleguen las esperadas bajadas de tipos. Ese 2,9% representa un punto de equilibrio que permite no caer a ningún lado del precipicio... Pero tampoco es un dato para echar las campanas al vuelo. Buenas noticias, en fin, para los inversores, que más que subidas eufóricas necesitan estabilidad y una hoja de ruta para los próximos meses.

Pese a la calma de la renta variable, el euro ha marcado máximo del año contra el dólar. Mientras la senda de tipos de Estados Unidos parece aclararse (aunque no hace ni dos semanas de que fuera puesta en duda por los datos de empleo), la de la zona euro parece un poco más espinosa. Los datos de salarios negociados publicados ayer por el think tank sindical WSI apuntan a un alza del 5,6% de los sueldos negociados en convenio. Precisamente, el mercado laboral fue, en primavera, uno de los argumentos del BCE para llevarse hasta julio la primera bajada de los tipos de interés. Ahora bien, el motor económico europeo también ha publicado esta semana un desplome de la confianza de los inversores (según la encuesta ZEW). Los economistas temen que el desempeño del sector industrial (demanda frágil, costes al alza) fuercen a la eurozona a una economía anémica. Al menos, los datos de inflación están cerca del objetivo del BCE del 2%.

Con mucho mejores cifras de actividad que los socios germanos, España también se cuenta entre las economías que parecen estar controlando, poco a poco, la inflación. El IPC se moderó en julio hasta el 2,8%, cerca aunque por encima de la media de la eurozona. Los alimentos, que con un 3,1% interanual se situaron en la tasa más baja desde octubre de 2021, contribuyeron a ello junto con la energía. Pero los precios del mercado mayorista del gas, que anticipan un posible encarecimiento del precio de la luz, muestran que todavía no puede darse la batalla por ganada. Los expertos apuntan a un periodo de dientes de sierra, con altibajos en los datos, aunque descendente a medio plazo.

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