Atrapados en la vivienda
Urge abordar los problemas de los jóvenes como una prioridad nacional
España muestra una solidez económica inusitada. El PIB avanza a uno de los mayores ritmos de la eurozona, y el mercado laboral, pese a que la tasa de desempleo sigue siendo la más elevada de la UE, presenta un balance claramente positivo en los últimos años. Pero la lectura no es igual para todos: aunque su situación mejora en algunos aspectos, los jóvenes lo tienen difícil para compartir el optimismo con el que pueden mirar otros grupos de edad al presente y al futuro inmediato.
El último Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, publicado el lunes, es una muestra más de las dificultades por las que transitan los menores de 30 años. Ya ni siquiera a esa edad (una referencia habitual en la que muchos estudios sitúan la frontera entre la juventud y la adultez definitiva) se pueden ir de casa. Desde 2022, según los registros de Eurostat, la edad media emancipación supera los 30 años (30,4 en 2023). Es la cuarta más elevada de la UE, donde la media se sitúa en 26,3 años.
Para irse del hogar paterno es fundamental encontrar una vivienda, y el mercado inmobiliario no lo pone fácil. El observatorio atestigua que el año pasado, por primera vez, los costes de una vida independiente (el alquiler y los gastos en suministros básicos del hogar) superaron el salario mediano de los jóvenes. Lejos del 30% de los ingresos del hogar que, de acuerdo con la ley estatal de vivienda, deberían ocupar los gastos en vivienda para considerar que existen unas condiciones asequibles: ese porcentaje supera el 112%.
La única manera de independizarse para muchos jóvenes (y no tan jóvenes) es compartir. Y no siempre: el importe medio de alquiler de una habitación, 380 euros, también supera el 30% del salario mediano de las personas entre 16 y 29 años. A ello se une el hecho de que los trabajadores más noveles también lidian con peores condiciones laborales. Las tasas de paro y temporalidad en estos segmentos de población, pese a ser los más beneficiados por la reforma laboral, siguen muy por encima de la media general. Y no mejoran en cuanto a la parcialidad, según UGT.
Empleo, poder adquisitivo y vivienda son aspectos que van intrínsecamente unidos a las condiciones de vida de las personas y su capacidad para desarrollar un proyecto vital. Y para los jóvenes esto se ha convertido en un rompecabezas cada vez más difícil de encajar. Urge abordar los problemas de estas capas de población como lo que deberían ser: un problema de todos y una prioridad nacional.
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