Un pacto de Estado por la vivienda

Convendría sumar todos los esfuerzos con un acuerdo que sitúe el problema como uno de los principales retos que tiene el país por delante

Un obrero trabaja en la construcción de una vivienda en Menorca.David Arquimbau Sintes (EFE)

El problema de acceso a la vivienda se está convirtiendo en uno de los grandes desafíos de esta generación. El Banco de España calcula que el parque inmobiliario tiene un déficit de 600.000 inmuebles. Es decir, faltan ese número de pisos para satisfacer las necesidades de las nuevas familias que se están formando. Y las organizaciones financieras creen que este desequilibrio entre oferta y demanda aumentará a razón de 100.000 viviendas al año. La cuestión no es baladí. El sector inmobiliario apenas construye 90.000 pisos al año mientras que la creación de hogares es de unos 275.000, un fenómeno que está tensionando el mercado. Esa falta de oferta está inflamando los precios de compra de vivienda y, por correlación, los del alquiler.

El supervisor bancario español advirtió ayer de que los jóvenes cada vez están menos endeudados, no por una aversión al riesgo, sino por las dificultades de acceso a la vivienda. El Banco de España señala que las familias en las que el cabeza de familia tiene menos de 35 años tienen ahora solo el 6% de la deuda hipotecaria para comprar una primera vivienda frente al 40% de principios de siglo. “Este fenómeno”, subraya el organismo, “refleja en gran parte el menor acceso a la vivienda en propiedad de las familias jóvenes en los últimos años en comparación con cohortes anteriores”. El problema de escasez de vivienda, que ha alcanzado el calificativo de estructural, tiene profundas implicaciones para la población. Por un lado, afecta a las decisiones de natalidad, a la movilidad y al consumo… Y el Consejo Económico y Social lo situó como uno de los riesgos que podría frenar la actividad económica.

El agravante de la situación es que no se conocen soluciones mágicas ni rápidas para desatascar el gran tapón de acceso a la vivienda, que afecta especialmente a los jóvenes. En España, además, se suma la parálisis que desde la crisis de 2008 sufren la inversión pública para estas políticas. A la vez, el sector inmobiliario quedó noqueado desde entonces. Las Administraciones parecen haber tomado conciencia en los últimos años, y se suceden las iniciativas y los anuncios. Por ejemplo, con avales hipotecarios públicos para jóvenes. Trata de poner freno a los pisos turísticos para aumentar la oferta, al tiempo que el Gobierno anuncia planes para reconstruir un parque público de viviendas.

Pero son tantos frentes los que requieren acción y tan grande la urgencia, que convendría sumar todos los esfuerzos con un pacto de Estado que sitúe a la vivienda donde le corresponde: como uno de los principales retos que tiene el país por delante.

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