La sorpresa electoral pone a Macron ante un nuevo dilema

Prevalecerá el caos, aunque será de un tipo diferente al que habría resultado de una mayoría de extrema derecha

Emmanuel Macron, el domingo tras votar en las elecciones legislativas, en Le Touquet-Paris-Plage (Francia).Christian Hartmann (REUTERS)

Los votantes franceses han dado un importante giro a la trama. En lugar del esperado triunfo del partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional (RN) en la segunda vuelta de las elecciones legislativas del domingo, el Nuevo Frente Popular (NFP), de izquierdas, se convertirá en la principal formación parlamentaria. Aunque el presidente francés, Emmanuel Macron, ha recuperado cierta capacidad para negociar las caóticas aguas políticas de su país, el Parlamento colgado que se mantendrá durante al menos un año le sigue colocando en una situación difícil.

NFP tendrá 182 escaños; la alianz...

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Los votantes franceses han dado un importante giro a la trama. En lugar del esperado triunfo del partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional (RN) en la segunda vuelta de las elecciones legislativas del domingo, el Nuevo Frente Popular (NFP), de izquierdas, se convertirá en la principal formación parlamentaria. Aunque el presidente francés, Emmanuel Macron, ha recuperado cierta capacidad para negociar las caóticas aguas políticas de su país, el Parlamento colgado que se mantendrá durante al menos un año le sigue colocando en una situación difícil.

NFP tendrá 182 escaños; la alianza centrista que apoya a Macron, 168, y RN, 143. Para la mayoría absoluta hacen falta 289 diputados. Los inversores en activos franceses no tendrán mucho tiempo para celebrar que el escenario de un Parlamento dominado por RN que les preocupaba en las últimas dos semanas se haya alejado. Y es que la incertidumbre no ha desaparecido, y Macron se encuentra ante un dilema.

Puede optar por nombrar a un primer ministro de la coalición del NFP, formada por la extrema izquierda, los verdes y los socialistas. Pero sería un Gobierno en minoría, muy por debajo de los 289 escaños necesarios. Macron podría contar con que las profundas divisiones de la coalición se intensificaran tras su toma de posesión.

La respuesta inmediata del líder de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon a los resultados fue exigir la aplicación, ya este verano, de algunos de los puntos clave del programa de NFP. Esto incluye, entre otras cosas, el control de los precios de la energía y los “artículos de primera necesidad”, y un aumento del 14% del salario mínimo. El resto se aplicaría más adelante. Mientras, los inversores en renta fija, que habían rebajado la prima que exigen a los bonos soberanos franceses a 10 años respecto a los alemanes a 65 puntos básicos –desde los máximos de 80 en vísperas de la primera vuelta de las elecciones–, tendrán más de un motivo para inquietarse.

Macron dijo el domingo por la noche que se tomaría su tiempo antes de tomar una decisión. Eso le permitirá calibrar la fuerza real de los grupos parlamentarios y utilizar las divisiones de la izquierda para intentar construir la gran coalición centrista que se le resiste desde que su partido perdió la mayoría en el Parlamento hace dos años. Pero tendría que reunir a todos los conservadores main­stream –Los Republicanos, en un distante cuarto lugar después del domingo, con 45 diputados– y a cerca de la mitad de los diputados de la izquierda para dar a esa eventual alianza centrista una oportunidad pasajera de gobernar. Parece poco probable.

En otras palabras, prevalecerá el caos, aunque sea de un tipo diferente al que habría resultado de una mayoría de extrema derecha. En otoño, cuando el nuevo Gobierno tenga que presentar el presupuesto de 2025, se producirá un serio baño de realidad. Tendrá que hacer frente al déficit fiscal del país y a una carga de la deuda equivalentes al 5% y al 112% del PIB, respectivamente, así como a la necesidad de reducirlos con arreglo al procedimiento de déficit excesivo de la UE, en un contexto de crecimiento lento.

El aumento de los impuestos y la reducción del gasto se traducirán en promesas incumplidas, cambios ideológicos y, probablemente, en un plan de austeridad. Quién prometió qué a quién en términos de gasto o impuestos durante la campaña electoral quedaría entonces seriamente desfasado.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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