Claves: Francia vota poco pendiente de Putin y el mercado castiga a los agoreros
La alianza entre la izquierda y el capitidisminuido centro puede moderar el éxito de la extrema derecha, pero el panorama apunta al estancamiento legislativo
El jueves, la Rusia de Vladimir Putin exhibió su apoyo al partido de Marine Le Pen de cara a la segunda vuelta de las legislativas francesas, que se celebran el domingo. Seguramente sea solo troleo, juegos mentales: si Putin dice secundar a Le Pen, cuando eso la perjudica de cara al elector mainstream, es que en realidad no la secunda, con lo cual, irónicamente, se puede votar a Le Pen sin temor a favorecer al dirigente ruso. No parece, en todo caso, que al votante medio francés le importe mucho lo que piensen en Moscú: está más pendiente de las cuestiones sociales y de las económicas, de la i...
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El jueves, la Rusia de Vladimir Putin exhibió su apoyo al partido de Marine Le Pen de cara a la segunda vuelta de las legislativas francesas, que se celebran el domingo. Seguramente sea solo troleo, juegos mentales: si Putin dice secundar a Le Pen, cuando eso la perjudica de cara al elector mainstream, es que en realidad no la secunda, con lo cual, irónicamente, se puede votar a Le Pen sin temor a favorecer al dirigente ruso. No parece, en todo caso, que al votante medio francés le importe mucho lo que piensen en Moscú: está más pendiente de las cuestiones sociales y de las económicas, de la inflación que se come el sueldo y de un Estado del bienestar que hace aguas. Emmanuel Macron ha ejecutado impopulares reformas, como la de las pensiones, mientras ha evitado recuperar el impuesto a las grandes fortunas que abolió en 2018 (en línea con la tendencia de Occidente). La alianza entre la izquierda y el capitidisminuido centro puede moderar el éxito de la extrema derecha, pero el panorama apunta, de cualquier forma, al estancamiento legislativo. Putin pensará que en Rusia no tienen esos problemas, pues siempre se hace lo que dice él.
Tiempos complicados para los agoreros de los mercados
El pesimismo se paga mal en Bolsa últimamente. Los bajistas, esos agoreros llamados osos por su tendencia a la hibernación (frente a los combativos toros) no están de moda. No ayuda que el S&P500 lleve un 2024 de récord.
Michael Burry, oráculo bajista conocido por hacerse de oro con la explosión de burbujas como las puntocom, abrió una posición corta el año pasado sobre la Bolsa estadounidense por 1.600 millones de dólares. La tuvo que cerrar poco después. No había leído la famosa cita de Mariano Rajoy: “Hay que ser optimista, porque ser cualquier otra cosa no sirve absolutamente para nada”.
BBVA pregunta a los accionistas de Sabadell si quieren absorber Sabadell
La junta de accionistas del viernes de BBVA, en la que aprobaron la ampliación de capital necesaria para ejecutar la opa hostil –mala definición, para Carlos Torres, que defiende su carácter amistoso– había generado la misma incertidumbre que las elecciones de Reino Unido: ninguna.
El evento societario sirvió, al menos, de especie de profecía autocumplida, porque preguntar a los accionistas de BBVA si quieren opar a Sabadell viene a ser, en no pocos casos, como preguntar a los accionistas de Sabadell si quieren que les absorban. Ambos comparten un buen número de dueños (BlackRock es su primer accionista) y la aplastante victoria del sí en la junta da una idea de por dónde pueden ir los tiros en la opa. Lo que no adelanta es qué dirá el Gobierno.
Los hoteleros de Tenerife ponen de su parte para abordar los males del turismo
La polémica que rodea al turismo en España es multifactorial, pero el malestar social está consiguiendo que esos elementos se vayan abordando. Uno de ellos es el salarial, de los propios trabajadores del sector: la patronal turística de Tenerife ha doblado su oferta de subida de sueldos para el convenio de este año y el que viene. Los miles de manifestantes que protestaron en las islas Canarias en abril insistían en que sus quejas no tenían tanto que ver con la actividad en sí, sino con cómo se repartían las ganancias. Cuando gran parte de la población vive de un sector concreto, combatirlo es pegarse un tiro en el pie. Hay que afinar el bisturí, racionalizándolo, moderando sus efectos perjudiciales y potenciando los beneficiosos.
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