Claves: lo que siempre necesitará la IA, y el mal de los que no saben lo que les pasa

En los sectores amenazados por la inteligencia artificial, hará falta algún humano al cargo

Logo de OpeanAI.WU HAO (EFE)

Los empleados de call-centers, o centros de asistencia telefónica, a menudo no están especialmente formados en el ámbito de su trabajo, y acaban dando respuestas arquetípicas a preguntas recurrentes. Además, la mayoría lo hace básicamente para sacarse un sueldo, sin ilusión ninguna. Así que nadie llorará demasiado si la inteligencia artificial les sustituye en sus tareas (aunque los trabajadores tendrán que buscar otro empleo para pagar las facturas).

El sector de los idiomas es otro de los grandes amenazados por ChatGPT y similares, como Deepl. Su capacidad para la traducción e ...

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Los empleados de call-centers, o centros de asistencia telefónica, a menudo no están especialmente formados en el ámbito de su trabajo, y acaban dando respuestas arquetípicas a preguntas recurrentes. Además, la mayoría lo hace básicamente para sacarse un sueldo, sin ilusión ninguna. Así que nadie llorará demasiado si la inteligencia artificial les sustituye en sus tareas (aunque los trabajadores tendrán que buscar otro empleo para pagar las facturas).

El sector de los idiomas es otro de los grandes amenazados por ChatGPT y similares, como Deepl. Su capacidad para la traducción e incluso la interpretación hace aparentemente innecesarios portales de aprendizaje como Duolingo. Con todo, es muy fácil que las herramientas automáticas cometan algún desliz (como lo cometemos los humanos), así que conviene siempre que haya un supervisor con conocimientos de la lengua que repase la lógica de lo que dice la máquina. Lo mismo sucede con los call-centers, aunque la IA ayude a automatizar muchas respuestas.

Bruselas peca de purismo en su defensa de la competencia en los viajes en avión

IAG lanzó ayer su propuesta final de cesiones de activos, remedies, para que la Comisión Europea apruebe la absorción de Air Europa. Bruselas pretende mantener la competencia en el sector aéreo, aunque eso suponga a veces que tengan que ser los Estados los que rescaten a las compañías, como ocurrió con Alitalia. Así, al final acaba siendo el contribuyente en general el que paga que los que viajan en avión (que son unos cuantos, pero una minoría) paguen menos por sus billetes. No es el avión un bien de primera necesidad, en general, así que las autoridades europeas no tienen por qué ser tan puristas.

Los Juegos atraen visitantes, pero ¿qué más visitantes necesita París?

Se suele decir que los grandes eventos deportivos ayudan a crear riqueza en los lugares en los que se celebran, porque atraen visitantes, pero ¿qué más visitantes puede atraer París? Los Juegos Olímpicos, que se celebrarán este verano, y que le fueron concedidos a la capital francesa en 2015, cuando Emmanuel Macron era aún ministro de Economía, atraerán un tipo de turismo, pero alejarán a los que no prefieran ahorrarse los problemas de movilidad y las restricciones de seguridad que vivirá la urbe, amén de que quienes sí vayan, se gastarán el dinero en unos vuelos y unos hoteles más caros. Eso perjudicará en particular a las marcas francesas del lujo, como Hermés y LVMH, según UBS, y puede beneficiar a las italianas, si el turismo opta por viajar al país vecino.

La frase del día

¿Si subiremos el impuesto sobre las ganancias del capital? Con un Gobierno laborista, no habrá un aumento del IRPF, ni de las cotizaciones, ni del IVA. Nada en nuestros planes requiere que se recauden impuestos adicionales

Jonathan Ashworth, diputado laborista británico y tesorero general ‘en la sombra’

La hipocondría, el mal de los que no saben lo que les pasa

“No sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa”, decía Ortega y Gasset. No sabemos estar sin que pase algo, sin que nos pase algo: de ahí la proliferación de visitas a Urgencias por síntomas relativamente cotidianos. Quizás lo que nos pasa, precisamente, es que nos encontramos mal en general, quizá por estrés, por insatisfacción, males demasiado genéricos, y ansiamos tener alguna enfermedad concreta, aunque sea grave, para tener un enemigo claro al que enfrentarnos.

En las sociedades ricas contemporáneas, la esperanza de vida es alta; su calidad ya es otro cantar. Pero en eso los médicos pueden ayudar solo relativamente, porque el problema es más bien de hábitos y de estructura social.

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