Claves: las dudas que quedan en nada, y la “locura” de sustituir un piloto por una IA

El dilema de Pedro Sánchez se resuelve sin dimisión, ni cuestión de confianza

Pedro Sánchez, el lunes.

“(...) miró al soslayo, fuese, y no hubo nada”. El verso de Miguel de Cervantes se ajusta a la incertidumbre en torno al futuro de Pedro Sánchez, que se ha resuelto sin dimisión, ni cuestión de confianza, ni nada. Todo sigue como antes: con un Gobierno en minoría que necesita a PNV y Junts, partidos que votan con PP y Vox cuando lo consideran oportuno (aunque prefieran hacerlo discretamente ante su electorado). Con unas elecciones en Cataluña en dos semanas en las que el PSC se perfila como ganador, pero no con los escaños suficientes para gobernar, por lo que podría reeditarse la alianza de e...

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“(...) miró al soslayo, fuese, y no hubo nada”. El verso de Miguel de Cervantes se ajusta a la incertidumbre en torno al futuro de Pedro Sánchez, que se ha resuelto sin dimisión, ni cuestión de confianza, ni nada. Todo sigue como antes: con un Gobierno en minoría que necesita a PNV y Junts, partidos que votan con PP y Vox cuando lo consideran oportuno (aunque prefieran hacerlo discretamente ante su electorado). Con unas elecciones en Cataluña en dos semanas en las que el PSC se perfila como ganador, pero no con los escaños suficientes para gobernar, por lo que podría reeditarse la alianza de enemigos íntimos ERC-Junts. Con unos Presupuestos que este año se prorrogarán, precisamente por la acumulación de eventos en las urnas y la dificultad para alcanzar acuerdos complejos.

Bien visto, tampoco se han notado demasiado estos días sin presencia de Sánchez en la esfera pública, y es posible que tampoco se hubiera notado mucho su renuncia: su Ejecutivo hace poco, lo que le dejan, y las comunidades están gobernadas en su mayoría por el PP.

Los estantes de los supermercados ya no son el túnel del miedo

En los estantes de los supermercados empieza a notarse la relajación de la inflación (a excepción del aceite de oliva). Hay ofertas realmente interesantes, y no los sucedáneos de hace un año, cuando los clientes iban de establecimiento en establecimiento en busca de los mejores precios. No es que las cosas se estén abaratando, salvo en algunos casos, pero al menos, quienes hayan visto algunas subidas de sueldo –nominales– en los últimos tiempos, respiran un poco. De hecho, la inflación sigue en un nada desdeñable 3,3% (y la subyacente en el 2,9%), sobre todo por culpa de los carburantes.

Los Puig nadan y guardan la ropa con la valoración de su OPV

El hecho de que la familia Puig vaya a seguir controlando la empresa que lleva su nombre tras su salida a Bolsa no ha impedido que la demanda por sus acciones sea abrumadora, de modo que fijará el precio máximo de la horquilla. Los bancos colocadores aconsejaron incluso que subiera más el precio, pero los Puig han preferido la prudencia. Los analistas, de hecho, consideran que la valoración es algo excesiva. Además, no están los mercados para lanzar las campanas al vuelo, aunque la compañía de perfumes y moda de lujo reúne las condiciones para asegurarse el interés de los inversores.

Será el mercado el que dicte sentencia. Los Puig, en todo caso, han optado por nadar y guardar la ropa... de lujo.

La frase del día

“El proyecto de Airbus y Boeing de sustituir a uno de los dos pilotos de cabina por una IA es una locura y una barbaridad. Supondría reducir la seguridad de los vuelos en caso de emergencia. Sumar la IA a los dos pilotos sí que sería un avance”

Óscar Sanguino, presidente del sindicato de pilotos Sepla

La energía nuclear, la última idea del solucionismo de Silicon Valley

La energía nuclear busca su sitio en la transición ecológica. Tiene una extraña buena fama entre prebostes de las causas sostenibles y humanitarias como Bill Gates, que invierte en pequeños reactores nucleares. Y es la tecnología que, según varias de las empresas que promueven la inteligencia artificial, puede satisfacer las enormes cantidades de energía que necesita esta. Los expertos son escépticos.

Entre los defensores de la nuclear está Sam Altman, jefe de OpenAI, que teme que la IA domine el mundo, pero se dedica a ella. No parece que tenga miedo a una catástrofe nuclear, ni de los residuos que genera la fisión. La fusión, con u, ni está ni se la espera: parece complicado conseguir una fuente de energía tan tremenda y que, además, sea controlable.

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