El respaldo del BEI daría chispa a la propuesta mininuclear de la UE

La tecnología de reactores compactos aún está en desarrollo, pero vale la pena intentar el impulso

Nadia Calviño, presidenta del Banco Europeo de Inversiones.Delmi Álvarez

La industria de la energía nuclear se está iluminando con el entusiasmo europeo por la electricidad libre de carbono. La nueva presidenta del Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño, señaló la semana pasada que el banco de desarrollo de la UE podría respaldar nuevos proyectos de energía atómica, poniendo fin a una pausa de más de 30 años en la financiación de plantas nucleares totalmente nuevas. Se trata de un voto de confianza, incluso aunque la tecnología más prometedora todavía esté en desarrollo.

Calviño, que asumió el mando del BEI, con sede en Luxemburgo, en enero, dijo al ...

Para seguir leyendo este artículo de Cinco Días necesitas una suscripción Premium de EL PAÍS

La industria de la energía nuclear se está iluminando con el entusiasmo europeo por la electricidad libre de carbono. La nueva presidenta del Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño, señaló la semana pasada que el banco de desarrollo de la UE podría respaldar nuevos proyectos de energía atómica, poniendo fin a una pausa de más de 30 años en la financiación de plantas nucleares totalmente nuevas. Se trata de un voto de confianza, incluso aunque la tecnología más prometedora todavía esté en desarrollo.

Calviño, que asumió el mando del BEI, con sede en Luxemburgo, en enero, dijo al Financial Times que la UE no puede permitirse el lujo de quedarse “atrasada” en lo que respecta a los llamados minirreactores. Estos generadores de energía compactos se pueden instalar de forma más económica y flexible que sus predecesores más grandes. Utilizan sal o plomo, además de agua, para enfriar pequeñas centrales nucleares. Si tienen éxito, podrían ayudar a descarbonizar industrias que consumen mucha energía, como la del acero y la química.

La energía nuclear ha sido polémica desde el punto de vista político en Europa. En 2022 se incluyó en la taxonomía de actividades económicas de la UE clasificadas como inversiones financieras sostenibles, a pesar de que Alemania, Austria, Luxemburgo, Dinamarca y Portugal intentaron mantenerla fuera. Alemania eliminó el año pasado sus plantas de energía atómica.

Aunque el BEI es oficialmente “neutral desde el punto de vista tecnológico” en materia de energía, se ha limitado principalmente a financiar proyectos de seguridad y modernización. Y el anterior presidente del BEI, Werner Hoyer, se mostró cauto a la hora de poner en peligro la calificación AAA del banco haciendo grandes apuestas.

Eso podría cambiar con Calviño. Pero un giro del BEI respecto a los proyectos nucleares sería un chispazo, no un cambio de paradigma. La dotación anual del banco para préstamos de energía es de unos 21.000 millones de euros, una cantidad que incluye la solar, la eólica y las mejoras de la red a lo largo de la UE. Una mayor financiación podría dar impulso a startups como la danesa Seaborg Technologies, que está trabajando en reactores de sal fundida, y a fabricantes de reactores refrigerados por plomo como la sueca Blykalla y la británica Newcleo. Pero desarrollar e implementar las nuevas tecnologías requerirá miles de millones, así que harán falta subsidios, garantías y financiación adicional de Bruselas y otras capitales de la UE.

La Comisión Europea se ha fijado en la promesa atómica mientras se esfuerza por hacer que el bloque sea más competitivo y más ecológico. Incluyó la energía nuclear heredada y de próxima generación en sus planes para reducir las emisiones en un 90% de cara a 2040, y está formando una alianza industrial para expandir el sector de minirreactores, que podrían instalarse en áreas no aptas para centrales más grandes.

Hay, sin embargo, grandes obstáculos. Incluso las grandes centrales nucleares de nueva generación tienen fama de tardar demasiado en hacerse y de costar demasiado: el proyecto francés Flamanville tenía un precio de 3.000 millones de euros cuando se anunció en 2004, pero evaluaciones recientes sitúan los costes en más de 13.000 millones. A los reactores más pequeños no les ha ido mucho mejor: el fabricante estadounidense de reactores modulares NuScale puso fin a un proyecto en noviembre por estar muy por encima del presupuesto, y un proyecto de Westinghouse de dos reactores se dobló de 14.000 millones de dólares (13.000 millones de euros) a más de 30.000 millones.

Incluso si los minirreactores logran superar sus dolores de crecimiento, es posible que no sean la mejor manera de producir la electricidad que Europa necesita. Fuentes de energía renovables como la solar y la eólica ofrecen bajos costes de generación y una capacidad fácilmente escalable. Además, podrían llegar modelos más baratos desde Estados Unidos o China cuando la tecnología local madure.

Aun así, vale la pena intentarlo. Europa ha hablado mucho de hacer más competitiva su industria. Un impulso hacia la nuclear de próxima generación, con la ayuda de uno de los principales financieros de infraestructura del bloque, podría hacer realidad parte de esa retórica.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días

Más información

Archivado En