La primera piedra del nuevo fútbol, y el ocaso del Hollywood clásico

El TJUE abre la puerta a que los clubes manden en el balompié

Rani Khedira y Jude Bellingham, en el Union Berlin-Real Madrid de Champions del 12 de diciembre.LISI NIESNER (REUTERS)

El fútbol hace extraños compañeros y rivales. El Alavés –como otros clubes– se puso ayer, en su partido contra el Real Madrid, una camiseta crítica con la Superliga. El dueño del equipo es Josean Querejeta, que también lo es del Baskonia de baloncesto, que juega la Euroliga, un torneo cerrado, en el que está a su vez el Bayern Múnich, reacio a su equivalente de fútbol. Mientras, el Madrid es socio del Barcelona en este proyecto, al tiempo que denuncia en su televisión el caso Negreira.

El TJUE dio ayer un aparente espaldarazo a Florentino Pérez y sus socios, al declarar que UEFA y FIFA ...

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El fútbol hace extraños compañeros y rivales. El Alavés –como otros clubes– se puso ayer, en su partido contra el Real Madrid, una camiseta crítica con la Superliga. El dueño del equipo es Josean Querejeta, que también lo es del Baskonia de baloncesto, que juega la Euroliga, un torneo cerrado, en el que está a su vez el Bayern Múnich, reacio a su equivalente de fútbol. Mientras, el Madrid es socio del Barcelona en este proyecto, al tiempo que denuncia en su televisión el caso Negreira.

El TJUE dio ayer un aparente espaldarazo a Florentino Pérez y sus socios, al declarar que UEFA y FIFA abusan de su posición en la organización de competiciones de fútbol. Está por ver el alcance de la resolución, pero parece que da cierto margen a los equipos para preparar su liga alternativa, mientras siguen jugando en la actual Champions. En la práctica, sus sistemas de competición serían similares. El quid está en quién se lleva una mayor parte del pastel publicitario y de derechos de televisión. En el básquet, los clubes, que son los que pagan a los jugadores, acabaron llevándose el gato al agua. El TJUE puede haber puesto la primera gran piedra para que el fútbol siga ese camino.

Telefónica señala el camino hacia una reducción de jornada razonable para todos

Reducir la jornada laboral sin recortar el salario tiene, en general, bastante de utópico. Pero sí se puede llegar a un compromiso, como el que han acordado Telefónica y los sindicatos: el horario semanal bajará de 37,5 a 36 horas en 2026, pero la empresa pagará el 30% de la minoración a quienes opten por acogerse al nuevo convenio para España.

La compañía reduce de esta forma los costes laborales sin conflicto, y los trabajadores pueden ganar tiempo personal sin perder tanto poder adquisitivo. Y ese 30% sí puede ser proporcional a la ganancia en productividad de la medida.

¿Llegará el mínimo vital a más beneficiarios cuando lo gestione Cataluña?

Es de desear, aunque hay motivos para el escepticismo, que el traspaso de la gestión del Ingreso Mínimo Vital a la Generalitat catalana ayude a que llegue a un mayor número de sus potenciales receptores; según un informe de mayo de la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, solo lo recibían el 21% de ellos en toda España.

Es uno de los acuerdos concretos a los que llegaron ayer Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Pere Aragonés, presidente catalán. El asunto clave, empero, es el de la condonación de parte de la deuda. Aunque Sánchez dice que asumirá el 20% de la deuda vida de todas las autonomías por igual, pasa por alto el hecho de que la deuda per cápita difiere mucho entre unas otras. Un trato aparentemente igualitario no es necesariamente justo.

La frase del día

“Europa y EE UU deben dejar de perder el tiempo y hacer el tonto y retomar la cooperación económica y comercial que habían mantenido hasta ahora con Rusia. No les estamos alejando, esto es asunto y decisión suyos”

Vladimir Putin, presidente de Rusia

Los nuevos grupos de medios se comen al Hollywood clásico

Paramount y Warner Bros suenan a cine clásico, al Hollywood más triunfal. Ahora podrían fusionarse, en un paso más de la concentración que vive el sector, en el que han entrado actores nuevos como Netflix, Apple, YouTube y Amazon, y cuya audiencia no tiene tanto tiempo libre ni capital como para pagar y aprovechar tal variedad de servicios de contenidos.

La operación se dará, en todo caso, entre dos empresas debilitadas y endeudadas: la idea sería combinar sus activos para captar usuarios. También Disney, presionada por los activistas, está buscando socios para reducir apalancamiento, en concreto para invertir en su canal de deportes ESPN. La revolución de internet está matando la estrella de Hollywood.

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