La enemistad de lo gratuito y lo bueno, y el peligro de estar contento con el trabajo

Regalar el transporte público genera la sensación de que cae del cielo

Tren de Rodalies de Catalunya (cercanías), en Barcelona.Ángel García (Bloomberg)

Las cosas no deben ser, en general, gratuitas, porque la gente deja de valorarlas (amén de que su demanda puede tender a infinito). El anuncio por parte del presidente del Gobierno en funciones de que, si es investido, a partir del 1 de enero será gratuito el transporte público para jóvenes, parados y mayores es una buena medida en el sentido de que promociona la forma de movilidad más adecuada para el medio ambiente...

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Las cosas no deben ser, en general, gratuitas, porque la gente deja de valorarlas (amén de que su demanda puede tender a infinito). El anuncio por parte del presidente del Gobierno en funciones de que, si es investido, a partir del 1 de enero será gratuito el transporte público para jóvenes, parados y mayores es una buena medida en el sentido de que promociona la forma de movilidad más adecuada para el medio ambiente y para la fluidez del tráfico, pero transmite el contraproducente mensaje de que los servicios públicos vienen caídos del cielo, y no requieren el esfuerzo de todos para pagarlos. Ya los descuentos actuales por la crisis son suficientemente generosos como para que haya pocas excusas para no sacarse el abono. Mantener un precio razonable (que, con todo, está muy subvencionado) ayuda también a obtener ingresos para mejorar esos servicios.

Por cierto: el Gobierno anunció hace meses que impondría un criterio de renta para conceder el bono social de la luz. Se entiende que ese criterio ya no le sirve a la hora de subvencionar el transporte.

El objetivo es que el coche eléctrico sea bonito y barato, más allá de su nacionalidad

Hay cafeteros de la transición energética que no se contentan con nada: tampoco les gusta que los coches eléctricos sean demasiado baratos, porque entonces se venderán más, y se seguirá consumiendo mucha energía. Que además las marcas chinas coman terreno a las europeas redunda en beneficio del empleo del país asiático y en perjuicio de las del Viejo Continente. Pero es mejor ver el lado bueno, y es que una masa crítica de modelos del nuevo sistema, como el MG4, que se venderá por 18.480 euros, fomentará las infraestructuras de carga y estimulará a las firmas de todos los países a innovar en tecnología.

Los fondos ASG, víctimas del corazón verde con freno y marcha atrás de la UE

Difícilmente va a ser clara la regulación sobre los fondos sostenibles, si las propias autoridades europeas van cambiando su criterio sobre lo que es verde y lo que no según los intereses de los países de la UE, y dependiendo de la necesidad de hacerse trampas al solitario para cumplir sus exigentes compromisos autoimpuestos. A eso se suma que los propios Gobiernos han dado marcha atrás en su rechazo frontal a los combustibles fósiles (mientras llaman negacionistas incluso a los que simplemente preconizan prudencia en la transición energética), ante la evidencia de que no se puede hacer de un día para otro. El resultado es que los fondos ASG están sufriendo salidas de fondos, por valor de 23.000 millones en el tercer trimestre.

La frase del día

La economía francesa sigue creando empleo; el paro sube por el retraso de la edad de jubilación, el repunte de las quiebras empresariales y el escaso aumento de la productividad

Patrick Artus, economista de Natixis

Cuidado: la satisfacción con el trabajo puede alquimizarse en salario emocional

No conviene ser muy elogioso con el trabajo de uno, porque en cualquier momento puede aparecer un coach o un responsable de recursos humanos que alquimice esa alegría en salario emocional, y aproveche para compensarlo con el monetario. Así que es muy posible que el porcentaje de españoles contento con su trabajo sea mayor que ese 27% que dice disfrutar de él, según una encuesta de Betterfly Spain. El porcentaje de los que se conforman con su sueldo es aún menor: el 15%. De nuevo, conviene ser prudentes con las muestras de efusividad. Los empresarios y directivos quizá deban conformarse con que, pese a esa insatisfacción general, la mayoría dice estar comprometida con su trabajo. Si ya hacemos las tareas, ¿encima quieren que sonriamos?, pensarán.

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