Los límites de la tecnología de la defensa, y el recurso de la impotencia en la transición verde

Las avanzadísimas herramientas de Israel no evitan una nueva guerra en la región del oro negro

Ataque de Israel sobre Gaza, el lunes.MOHAMMED SALEM (REUTERS)

Dice Douglas Rushkoff –el pensador a quien citó de oídas Yolanda Díaz por sus críticas a los multimillonarios que quieren escapar en cohete– que la tecnología se usa a menudo como forma de evitar relacionarse con lo que resulta desagradable o incómodo. Las avanzadísimas herramientas de vigilancia y defensa de Israel, que han sustituido en buena medida a los espías humanos, no han impedido el sanguinario ataq...

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Dice Douglas Rushkoff –el pensador a quien citó de oídas Yolanda Díaz por sus críticas a los multimillonarios que quieren escapar en cohete– que la tecnología se usa a menudo como forma de evitar relacionarse con lo que resulta desagradable o incómodo. Las avanzadísimas herramientas de vigilancia y defensa de Israel, que han sustituido en buena medida a los espías humanos, no han impedido el sanguinario ataque de Hamás desde Gaza, que ha vuelto a poner el foco internacional, en particular el de los mercados, en Oriente Próximo.

Las siempre complejas relaciones entre los países árabes (Egipto, Arabia Saudí...) e Israel se están restableciendo de la mano de Estados Unidos, con el petróleo y las inversiones de los fondos soberanos del Golfo como telón de fondo. El temor a que la guerra declarada entre Israel y Gaza, esta apoyada por Teherán, provoque un bloqueo de EE UU al petróleo iraní, a imagen de lo sucedido con Rusia, puede generar nuevos cuellos de botella en el suministro energético mundial. La tecnología mejora que es una barbaridad, pero sigue habiendo guerras.

La racanería con los depósitos apoya la idea de que los bancos no están tan bien

Los supervisores bancarios suelen recomendar prudencia a las entidades; lo raro sería que les recomendaran abrir la mano y vaciar sus reservas de capital para pagar dividendos. El BCE o el Banco de España tienen motivos para ello, pues hace solo unos meses hubo sonoras quiebras de grandes compañías en EE UU y Suiza; y quizá esto pesa en la desconfianza de los inversores hacia las entidades, pese a la bonanza de sus resultados empresariales. La racanería en la remuneración a los depósitos, de hecho, abona la idea, justificada o no, de que los bancos tampoco están para lanzar las campanas al vuelo.

Legislar el cambio verde en negativo es el recurso de la impotencia

Suele atinar bastante Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, al criticar la regulación europea para la transición energética, que peca de exceso de querencia por la prohibición y la imposición, frente a una colaboración más constructiva con las empresas. Imaz volvió a hacerlo el lunes, y puso de ejemplo Estados Unidos y su apuesta por la inversión verde. El directivo debe comprender, de todos modos, las limitaciones financieras y también políticas de la UE, que tiene que poner de acuerdo a sus 27 miembros, con intereses encontrados. Legislar en negativo suele ser el recurso de los Gobiernos que, impotentes para ejecutar ellos el cambio, esperan que sean el sector privado y los ciudadanos los que se saquen esfuerzo e ingenio de la manga y lo lleven a buen puerto.

La frase del día

Según nuestros planes de estrechar los lazos económicos y de defensa, Reino Unido empezaría a ‘salir’ con la UE, tras el muy, muy amargo divorcio supervisado por los conservadores

David Lammy, responsable o ‘ministro en la sombra’ de Exteriores del Partido Laborista británico

Una mirada atenta y desideologizada a la brecha salarial de sexos

La ganadora del llamado Nobel de Economía, Claudia Goldin, ha abordado la brecha salarial de sexos desde puntos de vista concretos, y a los que normalmente no se presta demasiada atención, porque las críticas de los políticos a las diferencias de sueldos suelen argüir razones meramente ideológicas o abstractas, que no ayudan precisamente a analizar la situación. Goldin se ha fijado tanto en el nacimiento del primer hijo, que altera radicalmente las necesidades de tiempo en las familias, y en el presentismo de los varones, que suelen estar más disponibles para las empresas, mientras las mujeres se ocupan de la casa y de los hijos. La duda que esto aflora es si a la parte masculina de la ecuación le sale realmente a cuenta el intercambio.

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