La economía que va como puede y el final del petróleo

Las previsiones para la zona euro alientan las dudas sobre más subidas de tipos

Paolo Gentiloni, comisario europeo de Economía, el lunes en Bruselas.OLIVIER HOSLET (EFE)

Justo a tiempo para la decisión monetaria de este jueves del BCE, los economistas de la Comisión Europea actualizaron sus previsiones para este año y el que viene, alimentando un poco más el pesimismo para la zona euro en general, pero dando un espaldarazo a la recuperación española.

Aunque ya no es la energía la que mueve la inflación, sus precios están elevados y eso ha repercutido especialmente en la producción indust...

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Justo a tiempo para la decisión monetaria de este jueves del BCE, los economistas de la Comisión Europea actualizaron sus previsiones para este año y el que viene, alimentando un poco más el pesimismo para la zona euro en general, pero dando un espaldarazo a la recuperación española.

Aunque ya no es la energía la que mueve la inflación, sus precios están elevados y eso ha repercutido especialmente en la producción industrial, por lo que países como Alemania se han resentido notablemente. En España, que cayó más durante la pandemia, y donde los precios subieron antes, estos se empezaron a frenar también en primer lugar; además, el turismo no se ha resentido aún del frenazo general del continente.

Ante esa tesitura, el BCE debe decidir si se fija en que la inflación supere su mántrico objetivo del 2% o si considera que la inercia de la zona euro ya es suficientemente negativa. Las subidas de tipos, pese a ser drásticas y en poco tiempo, han tardado en repercutir en la actividad, pero ya se va notando su efecto. O quizá sea más bien que se han agotado los ahorros pandémicos.

El petróleo no va a durar para siempre, y sus productores lo saben bien

El petróleo no va a durar para siempre, y los primeros que lo saben son los países del Golfo. Siguiendo el ejemplo de Noruega y su fondo soberano, están diversificando todo lo posible sus inversiones, para que la transición energética –más obligada por la escasez paulatina de combustibles fósiles que fruto de una repentina conversión al ecologismo– no les pille con el pie cambiado. Arabia Saudí y sus vecinos intentan promover el turismo a sus tierras; pero parece que les resultará más productivo adquirir participaciones en empresas con miras al futuro. A la inteligencia artificial, por ejemplo. Ahí encaja la entrada en Telefónica por STC.

Tiempo para que se suban otros dueños a las atracciones de PortAventura

Los fondos de capital riesgo suelen comprar empresas con las miras puestas en disfrutar de la atracción, pero sin quedarse anclados en ellas. La entrada de KKR en 2013 en PortAventura supera ya con creces lo habitual en este tipo de inversiones, así que la empresa de compras, al igual que su socio, Investindustrial, que lleva aún más tiempo, están deseando que se abra una ventana en el mercado para desprenderse de ella. Esperan ingresar 1.000 millones en total: KKR pagó 200 millones por el 49,9% hace 10 años.

Aunque llegó a haber una cierta burbuja de parques de atracciones, hay un público fiel para este segmento, y PortAventura ha aguantado con solidez, incluso la crisis de la pandemia. Sus dueños quieren bajarse ya de la atracción, para que se suban otros.

La frase del día

Esperamos que cuando comience el G20 en Brasil, en noviembre de 2024, la guerra de Ucrania haya terminado, que todo vuelva a la normalidad y que el pueblo ucraniano vuelva a sus hogares. Espero que Putin participe en la cumbre

Lula da Silva, presidente de Brasil

Aunque el ciudadano no se haya dado cuenta, el IVA está rebajado

640 millones de euros. Es lo que se ahorraron los consumidores en IVA en los primeros siete meses del año, gracias a la rebaja del impuesto en los alimentos básicos. Es otra forma de ver esa cantidad, que es lo que dejó de ingresar el Estado en ese tiempo. Probablemente, la mayoría de los ciudadanos no haya percibido el descuento, dado que la inflación se ha comido de largo la reducción fiscal. Con todo y con eso, la recaudación del IVA aumentó en la primera parte del año, un 2,1%.

Las medidas del Gobierno por la crisis inflacionaria han pecado de generalistas y de no enfocarse en los más vulnerables, pero al menos en lo referido a los alimentos básicos, se puede defender que sí han ido dirigidas a las necesidades más perentorias de la población.

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