Desafío sanitario sin profesionales

El próximo Gobierno debe integrar la sanidad privada en el abordaje del problema generacional del sector

getty

En materia sanitaria hay una cuestión que no admite debate: no podremos hacer frente a los desafíos que nos presenta la atención sanitaria de los ciudadanos si no contamos con una adecuada planificación del principal activo del que disponemos, esto es, de nuestros profesionales sanitarios.

La edad media del facultativo en España es de 50 años. Esto no es un problema ahora, pero sí lo será dentro de 15 años, cuando casi la mitad de los especialistas se jubile y el cambio gener...

Regístrate gratis para seguir leyendo en Cinco Días

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte


En materia sanitaria hay una cuestión que no admite debate: no podremos hacer frente a los desafíos que nos presenta la atención sanitaria de los ciudadanos si no contamos con una adecuada planificación del principal activo del que disponemos, esto es, de nuestros profesionales sanitarios.

La edad media del facultativo en España es de 50 años. Esto no es un problema ahora, pero sí lo será dentro de 15 años, cuando casi la mitad de los especialistas se jubile y el cambio generacional no se haya producido al ritmo necesario. Teniendo en cuenta lo que se tarda en formar a estos profesionales y que ya padecemos una preocupante escasez, no salen las cuentas.

En 2027, según datos del Informe Oferta-Necesidad de Especialistas Médicos 2021-2035 del Ministerio de Sanidad, nuestro Sistema Nacional de Salud necesitará cerca de 9.000 médicos más al año para cubrir sus necesidades. La demanda de personal de enfermería es igualmente alarmante: actualmente, el 95% de los hospitales privados presenta una necesidad media-alta de estos profesionales.

Esta situación, si no se toman medidas urgentes a medio y largo plazo, sin duda se verá agravada con el tiempo y pondrá en riesgo la calidad asistencial que debemos ofrecer a los pacientes. Y no solo en el sector privado, sino en el conjunto del sistema, ya que es un problema que sufrimos tanto la sanidad pública como la privada.

Según datos de Eurostat, España es el segundo país de la Unión Europa que más ha envejecido en los últimos diez años. Este envejecimiento de la población conlleva un incremento de las dolencias crónicas que, además de requerir de una gran parte del gasto sanitario, precisa de profesionales que las puedan atender adecuadamente en un sistema que también tiene que trabajar por reducir la tensión de unas listas de espera que registran cifras históricas.

El próximo Gobierno debería tener como prioridad dar solución a este problema estructural, que padecemos desde hace años. Para ello será necesario tener un retrato fidedigno de la situación, algo que solo es posible con la integración del sector privado en esta planificación, de modo que se tenga en cuenta la situación real de demanda de profesionales que tiene el conjunto del sistema y se tomen las medidas más adecuadas.

El sistema sanitario afronta el mayor pico de demanda asistencial desprovisto de las herramientas pertinentes, tanto de médicos especialistas como de enfermería. La OMS calificó esta situación en los sistemas de salud europeos como “bomba de relojería” en el acceso a los servicios asistenciales.

Necesitamos invertir recursos en los profesionales y aplicar medidas que palien la escasez y, al hacerlo, invertiremos en sanidad universal y equitativa de verdad, no impostada. Y esto sin entrar a analizar el riesgo de quiebra de la situación sanitaria de la España vaciada, aún más alarmante por una alta tasa de jubilaciones y la falta de reposiciones como detonantes amenazadores.

Es imperativo disponer de una mirada a largo plazo para planificar los recursos humanos sanitarios. En este sentido, instamos al nuevo Ejecutivo a integrar la sanidad privada en esta planificación, para conocer la situación real de demanda conjunta de profesionales del sistema y favorecer medidas.

Se impone ser creativo y flexible con medidas como la re-especialización médica, en la que los especialistas en un área puedan especializarse en otra sin tener que volver a pasar por un MIR completo; la reducción progresiva de las incompatibilidades en el ejercicio entre el sector público y privado, así como la homogeneización de criterios en todas las comunidades autónomas, o la consolidación del rol del profesional de enfermería, desarrollando sus ámbitos competenciales a la vez que se refuerzan también los de los TCAE (Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería), para los cuales creemos conveniente la creación de un grado superior de Formación Profesional que les permita adquirir mayores funciones.

Todo ello redundará en una mayor dinamización de un sector que ya es motor esencial del empleo y que tiene una gran fortaleza y perspectivas de crecimiento. Recordemos que este sector es de enorme importancia a nivel económico y como motor de innovación científico-médica: emplea a 400.000 profesionales de alta cualificación, con un gasto sanitario privado, incluidos los conciertos, que supera los 40.700 millones de euros y que representa el 3,65% del PIB.

Recientemente, leía en una noticia que la vocación sanitaria entre los más pequeños está cayendo. De haber ocupado en el paso siempre los primeros puestos, en el caso de las niñas bajaba hasta el cuarto lugar y, en el caso de los niños, ni siquiera aparecía en el top ten. Esto es simplemente una curiosidad. Más preo­cupante es que descienda la vocación entre los propios profesionales sanitarios ante una situación que les impide hacer su trabajo de la manera adecuada. Proteger y cuidar nuestro sistema sanitario también será cuidarlos a ellos.

Carlos Rus es presidente de ASPE (Alianza de la Sanidad Privada Española) y de la comisión de sanidad de CEOE.

Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, Twitter y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días

Más información

Archivado En