Los retos del nuevo curso para la industria financiera

La regulación de las relaciones entre las empresas y los clientes minoristas es uno de los puntos clave

La comisaria europea de Servicios Financieros, Mairead McGuinness.Thierry Monasse (Getty Images)

Nos adentramos en el nuevo curso con nuevos desafíos, aunque la industria financiera siempre está supeditada a los cambios sociales, políticos y económicos, y buena parte de la labor de los profesionales del sector es saber interpretarlos y transmitirlos de la mejor forma a los clientes, de forma que puedan tomar las decisiones correctas según sus circunstancias y ante cualquier escenario.

En este sentido, venimos de unos últimos meses en los que hemos vivido un cambio de ciclo inversor, protagonizado por la subida de los tipos y una inflación desbocada, que obligó a adaptarnos a esa nu...

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Nos adentramos en el nuevo curso con nuevos desafíos, aunque la industria financiera siempre está supeditada a los cambios sociales, políticos y económicos, y buena parte de la labor de los profesionales del sector es saber interpretarlos y transmitirlos de la mejor forma a los clientes, de forma que puedan tomar las decisiones correctas según sus circunstancias y ante cualquier escenario.

En este sentido, venimos de unos últimos meses en los que hemos vivido un cambio de ciclo inversor, protagonizado por la subida de los tipos y una inflación desbocada, que obligó a adaptarnos a esa nueva realidad y ayudar a los clientes a que cambien su perspectiva. De cara a la vuelta del verano, habrá que estar muy atentos a la llegada de la temida recesión a nivel global, y comprobar cuál es su duración y magnitud.

Del mismo modo, habrá que ver si las políticas de los bancos centrales logran estabilizar por fin el nivel de los precios, después de muchos meses en cifras, tanto a nivel general como en el subyacente, que no conocíamos desde hace décadas; y no perder de vista el desarrollo de las tensiones geopolíticas, con el interés centrado en la evolución del enquistado conflicto de Rusia y Ucrania y todas sus consecuencias, o el sempiterno debate sobre el papel de China en el mundo, como pieza fundamental en el escenario económico global, que presenta sus propios desafíos ante su creciente peso nivel cultural, económico y demográfico.

Esta dinámica impredecible dibuja un escenario para el nuevo curso lleno de desafíos que requiere prestar la máxima atención, pero que también abre la puerta a nuevas oportunidades para los inversores. En la industria, los profesionales se enfrentan a un escenario apasionante, donde la forma en la que abordarán esos nuevos retos puede marcar la diferencia. Desde hace unos años, el asesoramiento financiero lleva jugando ya un papel cada vez más relevante en España, un país altamente bancarizado donde la necesidad de ayuda profesional para gestionar las inversiones ha ido calando, gracias al incremento de la información y también al buen trabajo de los profesionales de la industria.

Pero, por otra parte, todavía queda un trabajo muy intenso para seguir avanzando, ya que, además de tener que adaptarnos a este escenario de incertidumbre económica, en este nuevo curso habrá que prestar atención a otros elementos determinantes, que marcarán la relación de la industria con el cliente.

Uno de los grandes retos para el futuro más inmediato es el desarrollo de la denominada Retail Investment Strategy, la estrategia de inversor minorista, cuyo borrador fue publicado recientemente por parte de la Comisión Europea. Se trata de un documento fundamental para marcar el devenir de la relación establecida entre el sector financiero y los clientes, con un enfoque centrado en la mejora continua de los conocimientos y capacidades de los asesores, así como en el incremento de la transparencia en beneficio de los inversores particulares.

La Comisión finalmente ha sugerido limitar la prohibición del cobro de las retrocesiones a los productos que se comercialicen sin asesoramiento, las denominadas como ventas de solo ejecución, un buen punto de partida, puesto que resulta fundamental poner en marcha una estrategia que no imponga un modelo obligatorio, basado únicamente en honorarios, y evitar generar una brecha en el asesoramiento para ciertos inversores, que pueden quedar excluidos.

Pero, otro de los grandes retos a los que tiene que enfrentarse la industria tiene relación con la constante evolución en materia de innovación y desarrollo tecnológico. Aquí toma un máximo protagonismo la inteligencia artificial, que se configura como una tecnología con una gran capacidad de disrupción en todos los ámbitos de negocio, muy especialmente en el de las inversiones.

Por la parte del asesoramiento, se convierte en una herramienta que nos va a permitir hacer las cosas mejor y más rápido, siempre que se haga un uso adecuado, como ocurre con cualquier otra tecnología. Pero también resultará fundamental a la hora de diseñar las carteras de inversión, puesto que su desarrollo está propiciando un incremento del valor de determinados sectores y compañías que están aprovechando las ventajas competitivas en este escenario para crecer.

El de la inteligencia artificial es un shock que, probablemente, todavía no estamos valorando en su justa medida, pero que forma parte ya de nuestras vidas y que va a cambiar todas las reglas del juego, por lo que los asesores deben hacer un esfuerzo extra para atender a esta realidad, que cambiará la forma en que se analiza la gestión de una cartera y la estrategia general de las inversiones.

Además de todo esto, seguiremos muy pendientes del desarrollo y evolución de las denominadas inversiones sostenibles, donde uno de los grandes desafíos, desde el punto de vista de los profesionales, pasa por una actualización constante para entender cada cambio, especialmente a nivel regulatorio, y conocer cada nuevo producto al alcance de los clientes. Aquí será fundamental contar con las herramientas y la experiencia para poder informar a un cliente abrumado ante tanta información.

No cabe duda que la industria financiera se enfrenta a un curso complicado pero apasionante, debido a las numerosas fuerzas que vienen convergiendo y redefiniendo nuestra profesión en los últimos años, que será cada vez más relevante a futuro, pero muy distinta al pasado. Sin duda, nos enfrentamos a muchas incertidumbres, pero con la certeza y la seguridad del buen trabajo que desempeñan la inmensa mayoría de los profesionales.

Santiago Satrústegui es presidente de EFPA España

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